TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Un día como hoy, hace 16 años, Honduras vivió uno de los episodios más convulsos de su historia reciente: el derrocamiento del entonces presidente constitucional, José Manuel Zelaya Rosales, quien fue sacado del país por las Fuerzas Armadas y enviado en un avión a Costa Rica.
La madrugada del 28 de junio de 2009, en medio de una creciente tensión política por la intención de Zelaya de realizar una consulta popular no vinculante —la llamada “cuarta urna”—, el mandatario fue detenido en su residencia por elementos militares.
Horas más tarde, apareció en suelo costarricense, donde ofreció una conferencia de prensa declarando:
“Sigo siendo el presidente constitucional, electo por los hondureños. No existe ley para destituir al Presidente. Ha habido un golpe de Estado, pero no hay manera legal de destituir a un presidente en Honduras”, aseguró entonces.
En su lugar, asumió el poder Roberto Micheletti, quien era presidente del Congreso Nacional.
Su gestión fue considerada de facto por amplios sectores de la comunidad internacional, que condenaron la interrupción del orden constitucional.
Zelaya regresó al país de forma clandestina el 21 de septiembre de 2009 y se refugió en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permaneció hasta alcanzar un acuerdo que le permitió salir del país.
El golpe provocó una profunda polarización política y social que marcó la historia contemporánea de Honduras.
El 27 de enero de 2010, Porfirio Lobo Sosa asumió la presidencia tras elecciones celebradas bajo un contexto de crisis y fuerte abstencionismo.
Hoy, Manuel Zelaya Rosales es el actual coordinador general del Partido Libertad y Refundación (Libre), el mismo que llevó a su esposa, Xiomara Castro, a la presidencia de la República en 2022.
Convocatoria de Libre
En el marco de esta fecha, Zelaya, ahora coordinador general del Partido Libre, llamó a una jornada de movilización del 26 al 28 de junio.
Durante este período, pidió a sectores populares —colectivos, juventud, obreros, campesinos y mujeres— salir a las calles para “denunciar el fraude electoral” del próximo 30 de noviembre y rescatar la memoria histórica del golpe.
En su discurso señaló: “¡Fraudes nunca más!… Este 28 de junio, a 16 años del impune, brutal, cobarde y sangriento golpe de Estado militar de 2009… rompió la democracia y hundió al país en una larga noche…”
Aseguró además que la movilización forma parte de un esfuerzo para asegurar elecciones limpias y vigiladas por el pueblo.
Repercusiones políticas
La convocatoria ha generado diversas reacciones:
• Partido Libre y sus simpatizantes valoran las marchas como un ejercicio legítimo de memoria y exigencia democrática.
• Sectores de la oposición bipartidista han criticado la iniciativa, acusando al oficialismo de “politizar” la fecha y preparar el terreno para cuestionar resultados electorales desfavorables
Solidaridad y condenas históricas
En 2009, organizaciones como la OEA, Naciones Unidas, y varios gobiernos latinoamericanos condenaron el golpe e impusieron sanciones diplomáticas.
La alianza regional ALBA reafirmó su solidaridad con el pueblo hondureño, denunciando violaciones de derechos humanos y exigiendo condiciones democráticas
Reflexión
A 16 años del golpe, Honduras enfrenta todavía viejos dilemas: el recuerdo de la ruptura institucional de 2009 revive tensiones políticas al calor de la movilización impulsada por Zelaya.
Mientras el oficialismo exige vigilancia, sus detractores advierten sobre posibles agendas subyacentes.
El país, hoy gobernado por Libre, observa cómo la memoria se convierte tanto en herramienta política como en recordatorio de la fragilidad democrática del pasado.