FRANCISCO MORAZÁN, HONDURAS.
Durante la homilía de este domingo, el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez, expresó “qué triste el espectáculo que estamos viviendo en algo que debería ser transparente como la elección de los nuevos magistrados de nuestro Poder Judicial”.
El religioso se preguntó por qué diálogos de sordos donde no se quiere oír las opiniones de todos y porque no se quiere hacer prevalecer el capricho de una o de pocas personas.
Afirmó “ahí no puede estar Dios, ahí no está la verdad, donde hay manipulaciones, donde pasan sesiones y sesiones de mentiras y engaños. Si nos guiase la verdad, la verdad nos hace libre nos dice el evangelio, pero donde hay manipulaciones y caminos torcidos, ahí no puede estar la verdad y ahí no puede estar Dios”.
Pidió orar fuertemente para que los legisladores se dejen guiar por la luz y no por la oscuridad; por la verdad y la justicia y no por querer buscar intereses alejados de los verdaderos intereses del pueblo hondureño.
Subrayó que el camino de la mentira no lleva a la verdad, que el camino de la manipulación no lleva a la justicia y, en ese sentido, no se puede construir la paz en la injusticia, en la mentira y en la ley de la selva.
Dijo “hoy toca verdaderamente cuestionarnos: este evangelio es una luz para nuestro pueblo o se quieren seguir simplemente las mismas ideologías que sirven solamente a grupos de interés y no al bien común”.
Llamó a pedir que sea la voluntad de Dios la que los haga dichosos y no la voluntad de pocas personas que aseguró nunca serán felices porque nunca tendrán la paz en su conciencia.
A la vez, refirió sobre la situación del obispo nicaragüense, Rolando José Álvarez Lagos, condenado a 26 años prisión y al despojo de su nacionalidad por delitos considerados traición a la patria.
“En el país vecino se priva de la nacionalidad a todo el que piensa distinto de unos dictadores que quieren oprimir la libertad, la verdad y la justicia”, señaló.
Especificó “qué triste esos jueces que son inicuos como a un hermano obispo porque se atrevió a decir la verdad lo han sentenciado a 26 años de prisión, lo mismo que ocurría en los primeros siglos del cristianismo cuando se perseguía a las personas por su fe. Después de 21 siglos la injusticia y yo me pregunto, ¿será que esos injustos piensan que van a vivir 26 años más?”.
Concluyó que la justicia no se puede vencer con la injusticia y “vean las lecciones de la historia, no hay dictadores que hayan terminado bien, por eso oremos por la iglesia hermana perseguida para que el Señor Jesús les dé la fortaleza y puedan seguir adelante”.
