La corrupción en el futbol ha aterrizado en Brasil y llevado a la picota a ocho jugadores de primera división que, de ser hallados culpables por forjar resultados, se exponen a penas de hasta seis años de prisión.
El amaño de partidos, entendido como la manipulación ilegal de resultados, o la fabricación de novedades como penaltis, lesiones, amonestaciones o expulsiones ya produjo en América desde 2012 casi 40 condenas de por vida a futbolistas y suspensiones por hasta cinco años a otros tantos acusados.
Participar a cambio de sobornos en la trama de organizaciones criminales que se nutren de las apuestas, de fabricar triunfos en partidos o torneos, clasificar para un campeonato o evitar un descenso puso fin a la carrera del presidente del club paraguayo Olimpia Marco Trovato el 28 de septiembre de 2020.
Pese al impacto de los casos ya juzgados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, el panorama sigue siendo complejo en América y la tensión hace saltar a menudo las alarmas de norte a sur, desde Estados Unidos y México, hasta Argentina pasando por Panamá, Colombia, Perú, y Bolivia.
El mediapunta ecuatoriano de Athletico Paranaense, Brayan García, el mediocentro uruguayo de Coritiba, Jesús Trindade, y el central argentino de Bragantino, Kevin Lomónaco, destacan en la lista de ocho jugadores de la Liga brasileña que son mencionados en supuestas conversaciones interceptadas a apostadores ilegales.
La ‘Operación Pena Máxima’ fue puesta en marcha en noviembre pasado por el ministerio público del estado de Goiás, en el centro de Brasil, y encontró que una organización criminal ofrecía a jugadores entre 10 mil y 20 mil dólares para que garantizaran resultados específicos, se hicieran amonestar o expulsar, o provocaran en cada partido penaltis y tiros de esquina.
Los fiscales tienen indicios de que la manipulación se dio en trece partidos, incluidos ocho del ‘Brasileirao’ del año pasado.
El 25 de noviembre de 2012, la FIFA suspendió de por vida a los jugadores Yony Flores, Guillermo Ramírez y Gustavo Cabrera.
A los tres se les acusó de manipular el rumbo de, al menos, dos partidos de la selección de Guatemala, contra Venezuela el 1 de junio de 2011, y Costa Rica el 25 de mayo de 2012; así como uno de la Liga de Campeones de la Concacaf entre Municipal y Santos Laguna.
Diez años después, cuando todo parecía olvidado, quedó al descubierto un nuevo escándalo. El preparador de porteros del equipo Nueva Concepción, el nicaragüense Ramón Alfonso Sánchez fue denunciado como el artífice de una maniobra para hacer que su equipo perdiera por 4 goles ante Guastatoya el 4 de mayo de ese año.
La maniobra no resultó. Y Sánchez y otros presuntos implicados fueron denunciados a través de mensajes anónimos. Cuatro meses después las investigaciones vincularon en el fallido complot a tres jugadores, pero todo se diluyó con el argumento de que al no haberse concretado la manipulación del resultado, no hubo amaño.
El 20 de septiembre de 2013 catorce jugadores fueron apartados de por vida por participar en el amaño de partidos de la selección de El Salvador.
A los acusados se les comprobó que poco o nada hicieron para impedir las derrotas de la Selecta ante México por 5-0 durante la Copa Oro de 2011, con Estados Unidos por 2-1 en un amistoso en 2010, frente a Paraguay por 4-1 y con DC United por 1-0 en 2012.
Otros recibieron sanciones por cinco años y uno, y seis meses.
En 2016, la Asamblea Legislativa incluyó en el Código Penal el delito de fraude deportivo y la pena de seis años de cárcel.
El 18 de junio de 2021, 19 futbolistas, un exentrenador de la liga de ascenso y un utilero, en total 27 personas, fueron sancionadas de por vida por corromper encuentros de la primera y segunda división de Nicaragua.
Nunca se precisó si el arreglo de los partidos alteró el desenlace de los campeonatos. No obstante, los equipos con jugadores involucrados, Juventus, Junior Managua y Matigás, no ocupaban entonces puestos relevantes.
El hondureño Ramón Maradiaga comenzó a ser investigado en julio de 2017 por pedido del Departamento de Integridad de la FIFA, que vio irregularidades en su rol como seleccionador de El Salvador.
Los indicios llevaron a que el entrenador, por lo menos trató de convencer a sus jugadores para que aceptaran la oferta de un sujeto que pretendía garantizar una victoria de Canadá. Fue suspendido por dos años de toda actividad futbolística.
El centrocampista brasileño Max Alves fue apartado a comienzos de mayo de la plantilla de Colorado Rapids mientras la MLS investiga si tuvo participación en “apuestas deportivas ilegales”.
En Perú también salió a la luz el 9 de mayo un presunto caso de apuestas que involucra al Deportivo Coopsol y a varios jugadores, que habrían recibido entre 3 mil y 4 mil dólares por torcer los resultados en la llamada Liga 2.
Con información de EFE