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martes, noviembre 26, 2024
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Petróleo, gas y un canal: ¿hasta dónde llegan las raíces del conflicto palestino-israelí?

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(RT)- La ofensiva militar de Israel en la Franja de Gaza ya dura más de un mes y el Ejército hebreo no piensa cesar las hostilidades «hasta que se cumplan todas las misiones: destruir a Hamás y devolver» a los rehenes, secuestrados por su ala militar el pasado 7 de octubre. Tel Aviv activamente promueve su narrativa de que precisamente el ataque de Hamás motivó y justifica las mortíferas operaciones militares israelíes en los territorios palestinos, que se han cobrado la vida de más de 11.400 palestinos, de los cuales más de 4.700 eran niños, 3.155 mujeres y 668 ancianos.

Sin embargo, Israel podría perseguir otras metas también. En el 2019, un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) reveló que «geólogos y economistas de recursos han confirmado que el territorio palestino ocupado (TPO) se encuentra sobre importantes reservas de petróleo y gas natural, en el Área C de Cisjordania y la costa mediterránea frente a la Franja de Gaza». «Hasta la fecha, los costos reales y de oportunidad de la ocupación exclusivamente en el ámbito del petróleo y el gas natural ha acumulado decenas, si no cientos, de miles de millones de dólares», en detrimento del pueblo palestino, reza el informe.

Lucha por «un regalo de Dios» para el pueblo palestino

En 1999, las autoridades de Palestina firmaron un acuerdo con la petrolera británica British Gas (BG) y le concedieron la licencia para operaciones en el área. Así, en septiembre del 2000 fue perforado el pozo de exploración Gaza Marine-1 (GM-1) a una profundidad de 603 metros en el mar, a 36 kilómetros al oeste de la Ciudad de Gaza, y luego, aproximadamente a 5 km al suroeste de GM-1, fue perforado el pozo Gaza Marine-2 (GM-2).

El valor aproximado de estas reservas de gas, fue estimado entonces entre 2.000 millones y 6.000 millones de dólares, citó The New York Times a las autoridades palestinas. En esta zona las reservas de gas natural pueden alcanzar hasta 1,4 billones de pies cúbicos (más de 39.600 millones de metros cúbicos), además de al menos 1.500 millones de barriles de petróleo.

Este descubrimiento suponía un auge económico tanto para los palestinos como para sus socios extranjeros. El entonces líder palestino, Yasir Arafat, declaró que se trataba de «un regalo de Dios» para su pueblo, mientras que el gerente de las concesiones palestinas e israelíes de BG, Hugh Miller, afirmó entonces que »habrá gas disponible para la exportación». «De mis conversaciones con funcionarios palestinos, incluido el presidente Arafat, queda claro que no tienen ningún interés en simplemente quedarse con un excedente de gas».

En Israel siempre ha habido oposición, negando el derecho de los palestinos a explotar sus recursos naturales. Así, un consorcio israelí de exploración de gas, hasta presentó una demanda ante los tribunales hebreos con fin de bloquear las perforaciones en Gaza, alegando que la Autoridad Palestina carecía de estatus legal para otorgar permisos de exploración de energía. Pero después de que, en el 2007, tras las elecciones legislativas, el movimiento palestino Hamás —considerado por Israel un grupo terrorista— llegara al poder en la Franja de Gaza, Israel pasó de las acciones legales a las ofensivas. Con el apoyo de EE.UU., Tel Aviv en el 2008 lanzó su operación Plomo Fundido sobre el enclave palestino, dejando tras de sí más de 1.400 palestinos muertos y apoderándose de los yacimientos de gas en las aguas territoriales palestinas. 

En el 2010, frente a la costa mediterránea de Israel, se descubrió el yacimiento gasístico marino Leviatán, que cuenta con unas reservas de gas estimadas de 470.000 millones de metros cúbicos y con 1.700 millones de barriles de petróleo recuperable. Estas cifras —valoradas, según los precios del 2017, en 453.000 millones de dólares  y 71.000 millones de dólares, respectivamente— incluyen las riquezas naturales pertenecientes a Gaza. Desde entonces, «al pueblo palestino se le niega el derecho a explotar los recursos de petróleo y gas natural y, por tanto, se le priva de miles de millones de dólares en ingresos». 

Israel, «actor global clave del mercado energético»

Mientras tanto, Tel Aviv ha mostrado sus aspiraciones de convertirse en un nuevo centro energético. Así, la entonces ministra de Energía israelí, Karine Elharrar, firmó en junio del 2022 un memorándum de entendimiento (MDE) que permite la exportación de gas natural israelí a la UE. La ministra manifestó:

«Este es un momento histórico en el que el pequeño país de Israel se convierte en un actor importante en el mercado energético mundial. El MDE permitirá a Israel, por primera vez, exportar gas natural israelí a Europa. Y es aún más impresionante, analizando el importante conjunto de acuerdos que firmamos durante el último año, que posicionan a Israel y a los sectores israelíes de energía y agua como un actor global clave».

La firma de este documento se realizó en un momento cuando el petróleo y el gas rusos, así como el petróleo iraní, estaban bajo sanciones occidentales, mientras que los campos petroleros sirios estaban —y aún lo están— ocupados ilegalmente por las fuerzas estadounidenses. Además, el puerto clave sirio de Latakia estaba siendo bombardeado por Israel y el puerto libanés de Beirut, la puerta de entrada a Oriente Medio, estaba en ruinas tras una serie de potentes explosiones.

Y precisamente en este momento, en el escenario sale «el pequeño país de Israel», con sus reservas de gas, sus puertos en funcionamiento y la respuesta a los problemas de Europa y, quizás lo más importante, la bendición de EE.UU. Así, en noviembre del 2023, el Congreso de EE.UU., en el marco de la cooperación energética entre Washington y Tel Aviv, reafirmó que «considera que el desarrollo de fuentes de energía cubiertas redunda en beneficio de los más altos intereses de seguridad nacional de Estados Unidos».

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