Con la llegada del Año Nuevo, muchas tradiciones se despliegan alrededor del mundo para atraer buena suerte y prosperidad. Una de las costumbres más arraigadas es la de comer 12 uvas al ritmo de las campanadas de medianoche.
Además de ser una práctica llena de simbolismo, el consumo de uvas en esta festividad aporta beneficios para la salud que vale la pena destacar.
Las uvas ofrecen una serie de ventajas nutricionales que pueden marcar la diferencia en el inicio del nuevo año, pues son un componente valioso de una dieta equilibrada.
Las uvas contienen fibra en forma de celulosa, son fuente de vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B6 y en minerales como el calcio, fósforo, sodio, potasio, hierro, cobre, magnesio, zinc, ácido fólico, glucosa y fructosa.
Además, al consumir 100 gramos (g) de uva fresca se obtienen 69 calorías, 0.72 g de proteína, 18.1 g de carbohidratos, 0.9 g de fibra, 2 mg de sodio,191 mg de potasio, así como mínimos niveles de grasas saturada y colesterol.
¿Qué enfermedades previene la uva?
Las uvas, especialmente las variedades de tonos oscuros, son portadoras de un valioso compuesto conocido como resveratrol, reconocido por su capacidad para neutralizar los radicales libres. Estos radicales son factores clave en el proceso de envejecimiento y en la degeneración celular.
“Este fruto también cumple un papel importante como aliado del hígado, contribuyendo a su desintoxicación y mejorando su funcionamiento en casos de trastornos hepáticos”, aseguró el poder de consumidor.
Además, las uvas se destacan por su efecto beneficioso en los riñones, gracias a sus propiedades diuréticas, las cuales estimulan la eliminación del ácido úrico y favorecen la salud renal.
Su aporte significativo de potasio se traduce en beneficios notables para el sistema circulatorio y el corazón. La ingesta regular de uvas puede contribuir a mantener las arterias en óptimas condiciones y a reducir la presión arterial, convirtiéndolas en una elección especialmente acertada para las personas que padecen hipertensión.