Honduras enfrenta una situación «compleja» y un «enorme» desafío ante la persistente violencia contra los niños, adolescentes y jóvenes, un flagelo que dejó más de 1.500 muertes entre 2022 y mayo de 2024, alertaron este miércoles especialistas.
La coordinadora de la Defensoría de la Niñez del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh), Cándida Maradiaga, dijo a EFE que el país vive una situación de violencia «compleja» que tiene una causa «multifactorial», que va desde la pobreza hasta familias disfuncionales.
«Es compleja (la violencia), porque es un tema multifactorial que requiere estrategias intersectoriales para poder avanzar poco a poco, sobre todo en el trabajo preventivo», subrayó Maradiaga.
Destacó que las autoridades hondureñas se enfocan en combatir el crimen, pero también es «urgente» implementar una Política Pública de Prevención de la Violencia hacia la niñez y la juventud en Honduras, donde las cifras de muertes violentas de niños y jóvenes «son escalofriantes y preocupantes».
Según datos de la Red de Instituciones por los Derechos de la Niñez (Coiproden), citadas por Maradiaga, 569 niños y jóvenes murieron de forma violenta en Honduras en 2022, 713 en 2023 y 274 en los primeros cinco meses de 2024.
Escalada de violencia
El número de niños y jóvenes muertos en Honduras es «altamente preocupante» y ha llevado al país a convertirse en un «espacio peligroso» para esta población, enfatizó la experta.
«Estamos en un momento crítico porque los casos (violentos) van en escalada, no vemos freno», sostuvo Maradiaga, quien afirmó que la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) de Honduras tiene un «enorme reto» frente a la violencia que ha venido en aumento en los últimos años.
La Senaf debe promover una Política Nacional con enfoque integral para «contrarrestar los altos niveles de violencia», agregó la experta, tras asegurar que las niñas, niños y jóvenes figuran entre los más vulnerables por la violencia criminal que sufre el país.
Del total de niños y jóvenes asesinados en Honduras desde 2022, el 21 % (325) eran menores de 18 años y 79 % (1.231) tenía entre 18 y 30 años, de acuerdo a cifras de organizaciones defensoras de derechos humanos.
En declaraciones a EFE, la titular de la Senaf, Lizeth Coello, consideró preocupante la muerte de más de 1.500 niños y jóvenes en Honduras en los últimos años y anunció que el Gobierno está tomando medidas para reducir la violencia.
«Estamos en coordinación como un sistema para las acciones de prevención de la violencia», enfatizó Coello, que considera que en el país todavía faltan «muchos más esfuerzos» para combatir ese flagelo.
Coello coincidió con Maradiaga subrayando que la situación de violencia contra la niñez y la juventud es «sumamente compleja» debido a que la dinámica familiar causa «situaciones de estrés y tensión que lamentablemente focalizan a los niños y las niñas precisamente por su condición de vulnerabilidad».
La funcionaria indicó que la Política Nacional de primera infancia, niñez y adolescencia, aprobada en marzo pasado por el Sistema Integral de Garantía de Derechos de la Niñez y Adolescencia en Honduras, permitirá atender a los niños, niñas y jóvenes en desplazamiento y la violencia que les afecta en Honduras.
Para el coordinador de la Red Coiproden, Wilmer Vásquez, los niños, niñas y jóvenes están en una «posición de mayor vulnerabilidad» ante la violencia en Honduras, que en los últimos años se ha convertido en un «país peligroso» para este segmento de la población.
Agregó que el país enfrenta «desafíos enormes» para combatir la violencia debido a la «enorme» desigualdad social y la pobreza, flagelos que obligan a muchos niños y jóvenes a migrar o ser cooptados por organizaciones delictivas.
La niñez y la juventud «merecen ser la prioridad» en la agenda del Gobierno y la asignación del presupuesto nacional para que puedan «crecer y vivir con dignidad», enfatizó Vásquez.
Con información de EFE