TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Aunque no es muy común escuchar sobre la violencia ejercida en contra de los hombres, debido a que históricamente la violencia doméstica afecta con más frecuencia a las mujeres, cualquiera puede ser objeto de abuso.
Casos de maltrato al hombre son mucho más habituales de lo que nosotros pensamos.
Cabe destacar que la violencia en una relación se entiende por cualquier agresión física, psicológica, mental y sexual con el fin de mantener el control sobre la otra persona.
Comienza con cualquier comentario incómodo, después con un jaloneo que al principio puede parecer un juego entre ambos, pero conforme pasa el tiempo la situación puede llegar a ser más grave.
El maltrato hacia el hombre se enmarca dentro de la violencia doméstica, y de acuerdo a datos del Juzgado contra la Violencia Doméstica de Francisco Morazán, el 2024 cerró con un total de 2,955 denuncias recibidas, de las cuales 412 fueron presentadas por hombres, mientras que 2,543 correspondieron a mujeres.
En total, las denuncias femeninas representaron más del 86% del total, mientras que los hombres conformaron el 13.9% restante, destacando un incremento en la visibilización de casos en los que ellos también son víctimas de violencia doméstica.
De acuerdo con la abogada Liliana Mejía, coordinadora del Juzgado contra la Violencia Doméstica de Francisco Morazán, desde la pandemia en el año 2020, se observó una caída significativa en el número de denuncias presentadas.
«Antes del 2020, recibíamos más de cinco mil denuncias al año. En 2023 cerramos con 2,852 y en 2024 con 2,955. Aunque el numero es ligeramente mayor al del año anterior, seguimos por debajo de los niveles registrados antes de la pandemia», expuso Mejía.
La profesional del derecho enfatizó que esta reducción no significa que la violencia haya disminuido.
«La violencia contra la mujer no ha cesado; esto lo confirman indicadores como los femicidios, que son una muestra tangible de la grave situación que enfrentan las mujeres. El problema radica en que muchas no denuncian por temor a represalias o desconfianza en el sistema de justicia», pormenorizó.
Mejía subrayó que el miedo y la desconfianza en las autoridades siguen siendo barreras importantes para las víctimas.
«Muchas mujeres temen denunciar a sus agresores debido a amenazas, y otras no confían en que el sistema judicial les brinde protección adecuada”, aseveró.
“Por eso, es fundamental mejorar continuamente la capacitación de los operadores de justicia y garantizar una atención más eficiente y humana a las víctimas», añadió.
Aunque las denuncias presentadas por hombres representan una minoría, estas cifras acentúan la importancia de reconocer que la violencia doméstica no distingue género y que las víctimas masculinas también deben recibir apoyo y protección adecuada, concluyó Mejía.