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lunes, septiembre 23, 2024
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Óvulos que se agotan y declive del esperma: todo lo que ignoramos sobre fertilidad hasta el momento de querer hijos

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Muchas parejas se enfrentan por primera vez a las limitaciones que impone la biología a la maternidad cuando buscan el embarazo en edades avanzadas

Desde hace milenios, la posibilidad de tener hijos ha sido un anhelo y un problema que depende de la oportunidad. Hasta hace pocas décadas no se tenían métodos eficaces para controlar los tiempos de uno de los fenómenos más fascinantes de la vida. Y, aun así, parece que aún no controlamos del todo la capacidad de tener hijos.

Juan Antonio García Velasco, director científico de IVIRMA, la mayor corporación del mundo dedicada a la reproducción humana, cuenta que se ha avanzado muchísimo desde que en 1978 nació Louise Brown, la primera persona concebida por reproducción asistida.

 “Hace años se veían más problemas de hiperestimulación ovárica [un tratamiento con hormonas para estimular la ovulación], porque las dosis de hormonas eran muy superiores y todas las semanas teníamos algún ingreso por esos efectos.

 Ahora eso está mucho más medido y prácticamente no sucede”, apunta García Velasco. La selección de embriones, para no tener que implantar varios y evitar los embarazos múltiples, más frecuentes en el pasado, es otro de los procesos que han mejorado.

Óvulos que se agotan

En esos años, también han cambiado los problemas que deben resolver los expertos en fertilidad. El retraso de la edad a la que se tiene el primer hijo en los países desarrollados hace que el principal problema que se debe resolver es el descenso de la fertilidad propio de la edad. “Las mujeres nacen con una cantidad de óvulos que se agota, y a partir de los 35 años las dificultades para concebir se incrementan”, apunta García. “Esto no sucede con los hombres, que cada 90 días aproximadamente renuevan sus espermatozoides y pueden ser fértiles prácticamente hasta el final de sus días”, continúa.

Pero además de las soluciones tecnológicas y las obvias cuestiones sociales en torno al problema, existe también un problema de conocimiento público sobre la reproducción humana.

García Velasco afirma que, a las mujeres, en las revisiones ginecológicas, “no se les pregunta si en algún momento van a tener hijos”. Eso hace, que, para muchas, su primer contacto con las limitaciones de la reproducción femenina llegue cuando se están quedando sin tiempo.

Además, aunque por una investigación insuficiente ha costado alcanzar un consenso, se observa desde hace años un descenso continuado de la calidad del esperma, en particular en los países industrializados.

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