FRANCISCO MORAZÁN, HONDURAS.
El principal mal del sector público es la falta de dirección en la conducción del Estado, señaló este viernes, el expresidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE) y actual rector de la Universidad José Cecilio del Valle, Julio Raudales.
Puntualizó que, “como decían los antiguos chinos: no hay viento bueno para un barco que no tiene dirección. Ese es el problema que arrastra Honduras. Cada cuatro años los nuevos gobiernos estrenan políticas, pero no nos llevan a ningún lado”.
A la vez, lamentó que, cada año crece el Presupuesto Nacional, pero sin resultados concretos para la población.
Recordó que, el gasto público se financia directamente de los impuestos que pagan los hondureños o de préstamos internacionales que comprometen a las futuras generaciones.
Añadió que, “cada vez que el gobierno vende un bono soberano o contrata deuda con el Banco Mundial o el BID, u otros organismos lo que hace es adelantar los impuestos que nos cobrarán en 10 o 15 años. Y si ese dinero se malgasta, sin producir bienestar social, caemos en la misma espiral de siempre”.
Asimismo, indicó que, entre 2021 y 2022, en el primer año de la actual administración, el presupuesto nacional creció un 25 por ciento, el mayor incremento en la historia reciente, “hoy ya estamos en 450,000 millones de lempiras, y estoy seguro que para 2026 será todavía más alto. Pero la pregunta es: ¿ha valido la pena ese crecimiento?” La respuesta es no.
Reprochó la débil ejecución del programa de inversión pública, lo que a su juicio impide que los proyectos financiados con deuda generen verdadero impacto social.
Igualmente, debatió la inestabilidad del servicio civil, ya que cada cambio de gobierno implica despidos masivos, demandas y pérdida de experiencia en la administración pública.
Subrayó que, “estamos en un barco sin rumbo. El gobierno comenzó con 16,000 millones de dólares en deuda pública y ya estamos cerca de los 19,000 millones. Es decir, se han sumado 3,000 millones de deuda, pero ni siquiera se están ejecutando bien esos recursos; lo único que sí se paga son las comisiones”.
La política hondureña sigue atrapada en la lucha por el poder y no en la construcción de un proyecto nacional. Hoy son cinco partidos disputándose quién gana, pero ninguno tiene claro qué hará una vez que llegue al poder. Esa es la tragedia del país, finalizó Raudales.