• Gustavo Solórzano advierte que la clase política juega con fuego y que un nuevo proceso electoral “redefine todo el tablero” y favorece a quienes concentran poder
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El presidente del Colegio de Abogados de Honduras (CAH), Gustavo Solórzano, lanzó un enérgico llamado a la reflexión a la clase política hondureña, a la que acusó de colocar a la democracia nacional en un escenario “altamente peligroso” por cálculos y negociaciones que, advirtió, pueden tener consecuencias irreversibles.
“La democracia no se defiende con cálculos políticos. No sería la primera vez que se negocia ‘un perro y termina saliendo una jirafa’”, expresó Solórzano, al subrayar que el respeto a la ley y a la institucionalidad debe ser inmediato y no cuando el daño ya esté consumado. “La democracia se defiende hoy, no cuando ya es demasiado tarde”, insistió.
El escenario constitucional que nadie quiere ver
En una reflexión publicada en su cuenta de X, el titular del CAH expuso un escenario que calificó como extremo, pero cada vez más evidente: llegar al 27 de enero sin una declaratoria oficial de resultados en ninguno de los niveles electivos.
Según explicó, la Constitución es clara en su artículo 242: ante la ausencia de declaratoria, se conformaría un gobierno provisional, cuyo jefe de Gobierno sería el Secretario de Estado en los despachos de Gobernación y Justicia.
“Sinceramente, como abogado, es algo que jamás pensé ver en mi vida jurídica dentro del marco constitucional hondureño; solo lo imaginaba en casos muy excepcionales, ligados a fuerza mayor o caso fortuito”, afirmó.
Ese mismo artículo establece que entre cuatro y seis meses después deben convocarse nuevas elecciones. Y aquí, recalcó Solórzano, hay un punto clave: no sería una continuación del proceso anterior, sino un proceso completamente nuevo.
¿Qué implica un nuevo proceso electoral?
El presidente del CAH desglosó las consecuencias prácticas de ese escenario:
• Nueva convocatoria electoral.
• Sin validez automática de lo actuado en las primarias e internas del 9 de marzo de 2025, salvo decisión expresa de cada partido.
• Redefinición total de fórmulas presidenciales, diputaciones y corporaciones municipales.
• Participación de partidos a los que antes no se les aceptaron fórmulas.
• Nuevas alianzas políticas y nuevas reglas de juego.
“¿Quiénes ganan en ese escenario?”, preguntó Solórzano, para responder: los partidos con estructuras verticales, disciplinadas y jerárquicas, y aquellos capaces de reordenarse rápidamente.
En contraste, pierden las fuerzas políticas divididas y con estructuras débiles.
¿Quién organizaría esas elecciones?
Otro punto de alerta es la organización del nuevo proceso. La Constitución permite que esta recaiga en el CNE, el Congreso Nacional o incluso la Corte Suprema de Justicia. “La gran pregunta es quién organizaría esas elecciones”, advirtió.
“Mucho cuidado: un nuevo proceso electoral redefine todo el tablero político. Al no existir reglas claras para regular este escenario, perdemos los hondureños y ganan unos pocos que tienen mayor control institucional”, señaló.
Llamado final a la clase política
Solórzano cerró su mensaje con una advertencia directa: “Ojalá esto sirva de reflexión para que analicen bien lo que hacen. Recuerden que en río revuelto, ganancia de pescadores”.
El pronunciamiento del CAH se suma a las crecientes voces del sector jurídico y civil que alertan sobre los riesgos de prolongar la incertidumbre electoral y subrayan que el respeto estricto a la Constitución y a la institucionalidad es la única vía para evitar una crisis mayor en la democracia hondureña.








