TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El Congreso Nacional de Honduras parece alejarse cada vez más de su función constitucional como espacio de representación democrática y diálogo político. Así lo denunció este martes el diputado del Partido Salvador de Honduras (PSH), Carlos Umaña, quien calificó el actual clima legislativo como una “guerra de egos, leguleyadas, manipulaciones, excusas y opacidad”.
A través de un mensaje en sus redes sociales, Umaña lamentó que el Poder Legislativo esté “muy lejos de lograr verdaderas soluciones para el país”, atrapado en una dinámica de confrontación constante entre las principales fuerzas políticas.
“El ADN del tripartidismo solo se activa cuando se arropan con la misma cobija de la impunidad… ¡para eso sí son aleros!”, escribió, dejando entrever que cuando se trata de proteger intereses particulares, las diferencias partidarias se diluyen mágicamente.
Una respuesta a una cadena que generó más dudas que certezas
Las declaraciones del congresista se producen tras la polémica cadena nacional protagonizada por el presidente del Congreso, Luis Redondo, quien anunció medidas drásticas ante la ausencia de diputados en las sesiones legislativas.
En dicho mensaje, Redondo planteó la posibilidad de suplantar a legisladores ausentes, incluso nombrando diputados suplentes de otras bancadas si fuese necesario.
La propuesta generó alarma entre distintos sectores políticos y sociales, al ser interpretada como una amenaza directa al orden constitucional y al principio de representación popular.
Para Umaña, este tipo de decisiones reflejan el profundo deterioro institucional que afecta al Congreso, donde, según él, la voluntad ciudadana ha sido sustituida por cálculos partidarios y juegos de poder.
“Estamos atrapados en un Congreso que no legisla, sino que sobrevive entre manipulaciones legales y pactos de conveniencia”, sentenció con dureza.
Un Congreso sin rumbo, con poderes enfrentados
Lo que debería ser un espacio de construcción democrática se ha convertido —según la crítica del diputado— en una arena política marcada por la desconfianza, los personalismos y la incapacidad de generar consensos.
El Congreso, en lugar de producir leyes que beneficien al país, se encuentra estancado en disputas internas que solo agravan la crisis de gobernabilidad.
Redondo, por su parte, insiste en que sus acciones buscan garantizar el funcionamiento del Congreso, pero para una creciente parte de la ciudadanía y la clase política, sus decisiones rayan en la arbitrariedad y podrían abrir la puerta a una peligrosa concentración de poder.
Crisis legislativa con impacto nacional
Analistas constitucionales advierten que este tipo de tensiones, si no son resueltas a tiempo, podrían desembocar en una crisis institucional de mayor alcance.
La posibilidad de que se intente instalar una lógica legislativa paralela —donde las normas se flexibilizan según el momento político— amenaza con desdibujar las fronteras entre legalidad y conveniencia.
El Congreso Nacional, una de las instituciones clave para el equilibrio democrático, atraviesa uno de sus momentos más críticos. Y en medio de esta tormenta, los ciudadanos siguen esperando soluciones reales a los problemas estructurales del país: pobreza, inseguridad, desempleo y corrupción.
Problemas que, como bien señala Umaña, han quedado relegados a un segundo plano en un Poder Legislativo que hoy parece legislar más en función de los intereses de su cúpula que de las necesidades del pueblo hondureño.