ESPAÑA.
(RT)- Familiares y amigos despidieron este miércoles en un multitudinario funeral a Olivia, una niña de 6 años que fue asesinada por su madre el pasado domingo suministrándole barbitúricos.
Este crimen ha conmocionado al país desde que los agentes de la Policía Nacional hallaron el cadáver de la pequeña tendido en una cama, junto a su madre, en su domicilio de la ciudad asturiana de Gijón.
Los agentes habían recibido una llamada alrededor de las 11 de la noche de un familiar de la pequeña, que alertaba de que se podía estar produciendo una situación peligrosa después de que ambas hubieran desaparecido y no se pudiera contactar con ellas.
La mujer, de 48 años, indicó que había suministrado las pastillas a la menor y que ella también las había ingerido, por lo que fue trasladada al hospital Jove de Gijón para ser observada hasta que el lunes fue dada de alta y trasladada a la comisaría. Este miércoles ha pasado a disposición judicial.
En el pueblo segoviano de Torrecaballeros, donde vivía la pequeña antes de mudarse a Gijón, se ha realizado un emotivo homenaje en la plaza, donde los presentes han guardado un minuto de silencio.
Acababa de perder la custodia
Los padres de la pequeña estaban separados desde hacía cinco años. La madre residía con la niña en una vivienda de alquiler en Gijón, donde fue hallado el cuerpo. El padre, por su parte, vive en Segovia, a unos 400 kilómetros.
Tras cinco años de litigios, el padre de la menor, Eugenio García, consiguió su custodia el pasado viernes. Hacía dos días que había entregado a su hija a su expareja y la iba a recoger de nuevo este martes, cuando se la habría llevado a vivir con él de forma definitiva.
La mujer estaba bajo tratamiento psiquiátrico y llevaba varios años tomando pastillas tranquilizantes por prescripción médica. Estos medicamentos serían los que habría suministrado a su hija en un vaso de leche con cacao, cuyos restos se han encontrado en la autopsia realizada.
Denuncias previas
La madre de Olivia había presentado 28 denuncias contra el padre de la pequeña durante los últimos cuatro años y medio, según recoge el medio local El Comercio. Le había acusado de malos tratos físicos, de malos tratos psicológicos, de agresiones y abusos sexuales contra la niña y de incumplimiento del régimen de visitas. También había denunciado a otros familiares paternos. Todos los procedimientos contra el padre fueron archivados.
Al parecer, la perspectiva de que se pudiera otorgar la custodia de la niña a su exmarido, quien a su vez había presentado varias denuncias contra su expareja, fue el motivo de que la madre se trasladase con la menor a Gijón a finales del año pasado, donde no tenía vínculos familiares.
La mudanza la realizó sin el permiso del juzgado que estaba estudiando la custodia y sin el del padre de la pequeña. Dos meses después, la Justicia le ordenaba regresar a Segovia y reintegrar a la niña a su vida familiar y escolar.
Sin embargo, en agosto la mujer volvió a trasladarse con su hija a Gijón, lo que acabó motivando que la Justicia entregase la custodia al padre, aunque la madre tenía derecho a visitarla los fines de semana y festivos.
«Antes de dejarla con el padre, la mato», fue la decisión que comunicó por mensaje telefónico a su hermano el domingo, como recoge la prensa local. Precisamente fue él quien avisó a la Policía, pero la mujer ya habría suministrado el cóctel mortal a la pequeña.