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lunes, junio 30, 2025
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Contra fraudes y golpes, pero con poder absoluto: Xiomara Castro llama a resistir, 16 años después

Mientras acusa fraudes y exalta la resistencia, la presidenta se apoya en viejas figuras del poder y convierte el recuerdo del golpe de Estado en herramienta política.

TEGUCIGALPA, HONDURAS.

Este sábado, en el marco del 16º aniversario del derrocamiento del expresidente Manuel Zelaya Rosales, la presidenta Xiomara Castro volvió a invocar el discurso de resistencia, golpes de Estado y fraudes electorales, esta vez desde la Casa Presidencial, epicentro del poder que su movimiento alguna vez denunció.

Durante el acto denominado “16 años del Golpe de Estado y nacimiento de la resistencia popular”, la mandataria pidió a la militancia de su partido, Libertad y Refundación (Libre), mantenerse vigilante y no permitir “nunca más golpes ni fraudes”, en alusión a los hechos ocurridos en 2009.

“Saludo a los cientos de miles de manifestantes movilizados hoy en la capital repudiando los golpes de Estado y los fraudes”, expresó. 

Sin embargo, mientras reitera ese llamado a las calles, su gobierno ha sido señalado por prácticas que, aunque diferentes en forma, no distan tanto del autoritarismo que alguna vez combatió.

En su discurso, Castro reiteró que Libre “no es un partido político conservador”, sino el resultado de una “resistencia popular”, y agradeció a su esposo y actual asesor presidencial, Manuel Zelaya, por “liberar la patria desde hace 12 años”. 

El mismo Zelaya que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo figura central en el aparato de poder del oficialismo, generando críticas sobre la falta de renovación en la conducción del país.

El acto incluyó homenajes a los llamados “mártires del golpe”, y el anuncio de beneficios económicos para sus familiares, entre ellos un bono extraordinario mensual. 

Además, Castro destacó el retorno de exiliados políticos y recordó la aprobación del decreto legislativo 04-2022 que condena el golpe y exige medidas correctivas para la “correlación nacional”.

No obstante, el evento también dejó ver cómo el gobierno ha convertido el golpe de Estado en un relato funcional para justificar la inacción, la confrontación constante y la falta de autocrítica. 

A más de dos años en el poder, las promesas de transformación se ven ensombrecidas por señalamientos de corrupción, manejo opaco de fondos públicos y concentración del poder.

El llamado a resistir fraudes parece contrastar con la realidad de un partido que, una vez en el poder, ha sido cuestionado por prácticas clientelistas y el uso de recursos estatales con fines políticos, como se evidenció recientemente en la renuncia del exministro José Carlos Cardona.

Para muchos sectores críticos, la narrativa de “nunca más golpe” ha sido reducida a una consigna electoral reciclada, utilizada para cohesionar a la base partidaria mientras se deja de lado la construcción de un proyecto real de país.

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