(RT)- El primer ministro japonés, Fumio Kishida, visitó Corea del Sur este domingo, convirtiéndose en el primer jefe de Gobierno nipón en hacerlo en los últimos 12 años, informa Yonhap.
«La cooperación y la coordinación entre Corea del Sur y Japón son esenciales no solo para los intereses comunes de los dos países, sino también para la paz y la prosperidad en el mundo frente a la grave situación internacional actual», afirmó en las observaciones iniciales el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, citado por Reuters. El mandatario agregó que las disputas no resueltas entre ambos países no tienen que impedir la profundización de los lazos bilaterales.
Asimismo, Yoon dijo que «se necesitaron 12 años para que se reanudara la diplomacia itinerante, pero nosotros necesitamos menos de dos meses para viajar de ida y vuelta». «Creo que es una confirmación de que las relaciones recién reiniciadas entre Corea del Sur y Japón ganan velocidad y siguen avanzando», constató. Declaró también que los dos países tienen que «deshacerse de la percepción» de que no pueden «dar un solo paso adelante si los problemas históricos no se resuelven completamente».
Además, el mandatario surcoreano señaló que no descarta una posible adhesión de Japón a la llamada Declaración de Washington, en la cual Yoon, junto con su homólogo estadounidense, Joe Biden, acordaron crear un nuevo Grupo Consultivo Nuclear para brindar a Seúl más información y una voz en la planificación de contingencia estadounidense para disuadir y responder a cualquier incidente nuclear en la región del Asia-Pacífico.
A su vez, Kishida expresó su esperanza de que pueda abordar con su homólogo surcoreano cuestiones de cooperación bilateral, así como problemas de importancia regional y global, como el de Corea del Norte. También invitó a Yoon a la cumbre del Grupo de los Siete (G7) prevista a finales de este mes.
«La situación internacional a nuestro entorno hace que la cooperación entre Japón y Corea del Sur sea cada vez más esencial», destacó el primer ministro japonés, que calificó a Corea del Norte como «una amenaza grave para la paz y seguridad no solo de Corea del Sur y Japón, sino de todo el mundo».
«Unas pobres relaciones entre Japón y Corea del Sur pueden obstaculizar los objetivos de EE.UU.»
Pese a que los dos líderes no abordaron directamente la cuestión de sus puntos de roce con China, discutieron acerca de los valores compartidos de un Indo-Pacífico libre y abierto, los derechos humanos y el imperio de la ley, hace hincapié Eric-Leif Easley, profesor de la Universidad Ewha, en Seúl. «Esto indica que Seúl y Tokio están cada vez más en la misma onda en cuanto a fortalecer cadenas de suministro, resistir a la coerción económica y disuadir los usos de fuerza unilaterales en Asia», detalló.
De acuerdo con la profesora de relaciones internacionales de la Universidad de Corea, Lee Shin-wha, las capacidades militares y económicas de Japón y Corea del Sur «son cruciales para promover la cooperación multilateral de la seguridad regional, y unas pobres relaciones entre los dos países pueden obstaculizar los objetivos de EE.UU.».
Entre tanto, Shin Kak-soo, antiguo embajador surcoreano en Japón, calificó de «bastante anormal» el hecho de que Seúl y Tokio tengan unas pobres relaciones, cita Bloomberg este domingo. «Era malo para ambos que los dos países quedaran atrapados en un círculo vicioso de relaciones deshilachadas pese a poder ser socios estratégicos naturales» en el contexto de sus preocupaciones por el ambiente de seguridad inestable y los desafíos por parte de Corea del Norte y «una China coercitiva». Además, opina que EE.UU. hizo esfuerzos para reconciliar a Japón y Corea del Sur.
Camino a la normalización
Lee Shin-wha destacó que Yoon es criticado por muchos ciudadanos surcoreanos por no tener en cuenta el pasado histórico, en particular la disputa de larga data sobre la compensación laboral por el trabajo forzoso de ciudadanos coreanos durante la ocupación japonesa del país hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Kishida señaló durante su visita que le duele el corazón cuando piensa en «las muchas personas que soportaron unos sufrimientos y un dolor terribles bajo las circunstancias de tiempo difíciles». Sin embargo, en Corea del Sur «creen que el primer ministro Kishida tiene que mostrar sinceridad durante su visita a Corea del Sur, por ejemplo, mencionar los problemas históricos y expresar disculpas», explica Lee.
A principios de marzo, el ministro de Relaciones Exteriores surcoreano, Park Jin, anunció que Corea del Sur compensará económicamente a las personas sometidas a trabajos forzados durante los casi 35 años de ocupación japonesa antes del final de la Segunda Guerra Mundial, en lugar de delegarles la responsabilidad a las empresas japonesas. En respuesta, el primer ministro japonés elogió a Seúl y considera el anuncio como el primer paso para el regreso a una «relación saludable».
Semanas después, el Ministerio de Economía de Japón anunció que levantará las restricciones a Seúl sobre los suministros de tres materiales necesarios para la producción de semiconductores. Se trata de la poliamida fluorada, los fotoprotectores y el fluoruro de hidrógeno. A cambio, Corea del Sur retiró su denuncia contra Tokio ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), entablada en el 2019 en respuesta a las restricciones japonesas. Según Bloomberg, esta serie de decisiones se tomaron en el contexto de la necesidad de presentar un frente más unido ante China y Corea del Norte.
Este martes, los ministros de Hacienda surcoreano y japonés, Choo Kyung-ho y Shunichi Suzuki, se reunieron por primera vez en siete años. Suzuki calificó de «importante» el hecho de que se produzcan discusiones en el sector financiero entre Seúl y Tokio, y dijo que Japón «está plenamente de acuerdo» en cooperar con Corea del Sur en el sector tecnológico y de recursos humanos, así como en asuntos de importancia global como los lanzamientos de misiles norcoreanos y el conflicto en Ucrania.
Asimismo, el miércoles se informó que la OTAN quiere abrir una oficina de comunicaciones en Japón el próximo año para aumentar la cooperación con sus aliados en la región Asia-Pacífico a través de consultas periódicas con «socios clave» regionales como Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur.