- El Partido Liberal presiona con todo para asegurar su control del árbitro electoral rumbo a noviembre.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
En una jugada que busca sacudir el equilibrio político y electoral del país, Roberto Contreras, presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL), confirmó que su partido ya tiene lista su propuesta para sustituir a Ana Paola Hall en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Contreras, en tono desafiante, dejó claro que esta movida no es menor. “Será una bomba que va a poner quieto al niño berrinche de Marlon Ochoa”, dijo, en una referencia directa al polémico consejero de Libre que se ha negado a asistir a sesiones del pleno del CNE por discrepancias con su presidenta, Cossette López Osorio.
El Partido Liberal, dijo Contreras, ya manejaba una terna reservada con tres mujeres y un hombre.
Aunque se especuló con nombres como Maribel Espinoza, Jhosy Toscano, Jorge Cálix y Mauricio Villeda, finalmente esos cuatro candidatos de los cuales el edil sampedrano se reservó los nombres, fueron los que recibieron el respaldo oficial.
Pero el foco no está solo en los nombres, sino en el poder que representan: la presidencia del CNE, que el Partido Liberal pretende asumir en septiembre, justo antes de las elecciones generales.
Presión con movilización masiva
La ofensiva liberal no solo es institucional, sino también callejera. Si el Congreso no logra los 86 votos necesarios para aceptar la renuncia de Hall y ratificar a su sucesora, Contreras advirtió se tomarán las calles. “Si los de Tegucigalpa no llegan, los traemos desde San Pedro Sula. El liberalismo está en todo el país”, sentenció.
Crisis interna en el CNE
El reemplazo de Hall ocurre en un contexto crítico. El CNE está fracturado. Marlon Ochoa ha denunciado supuestas irregularidades en el manejo institucional, especialmente en torno al sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Mientras él acusa una “intromisión ilegal” en la verificación de actas, Cossette López defiende el proceso como necesario y legal para garantizar transparencia.
Esta crisis operativa y política ha debilitado aún más la credibilidad del órgano electoral, que debería estar enfocándose en la preparación técnica del proceso de noviembre.
Congreso, pieza clave
La matemática en el Congreso es clave. El Partido Nacional (43 diputados) ya ha ofrecido respaldo al Partido Liberal (32), lo que suma 75 votos. Pero se necesitan 86. Sin el apoyo de Libre (44 diputados), el nombramiento no se concreta.
Esto coloca al oficialismo en una posición de ventaja para negociar o bloquear el proceso, dependiendo de sus intereses.
Nasralla entra al juego
El candidato presidencial Salvador Nasralla respaldó públicamente la estrategia liberal, aunque con condiciones: “Si en el oficialismo no aceptan la renuncia de Hall con el acto inmediato de incorporación de la persona que proponemos, ella seguirá en el cargo”.
Contreras, sin embargo, fue tajante: “Si acepta nuevamente a Hall, que se olvide de la presidencia”.
El cruce revela tensiones internas y una falta de alineamiento estratégico en la oposición, justo cuando más necesitan cohesión.
¿Reformas reales o retórica?
En medio del conflicto, Contreras lanzó una crítica al modelo actual del CNE: “Estamos atrapados en un sistema donde el 33% es de Libre, el 33% del Partido Nacional y el 33% del Partido Liberal. Eso no debería ser así. El CNE debería estar regulado por las fuerzas vivas del país”.
Aunque la crítica apunta a un modelo colapsado, hasta ahora no hay una propuesta técnica concreta de reforma estructural.
Cuenta regresiva
La bancada liberal presentará en los próximos días una moción única ante el Congreso: aceptar la renuncia de Hall y ratificar a su sucesora.
El objetivo es claro: evitar que Libre asuma la presidencia del CNE antes de las elecciones y asegurar el control sobre el árbitro electoral en un proceso que se anticipa altamente disputado.
En este contexto, la “bomba” de Contreras no es solo retórica: es una advertencia clara de que el Partido Liberal está dispuesto a tensar al máximo el sistema para no quedarse fuera del juego.