La extensión del hielo antártico perdió más de 2,6 millones de kilómetros cuadrados entre 1981 a 2010, informaron este martes científicos del Instituto Antártico Argentino (IAA). Para poner en perspectiva la perdida de superficie glaciar, expresada en km², la extensión superficial de Argentina es de 2.78 millones km².
Es decir que el hielo ártico se redujo en una superficie casi similar a la de toda Argentina, el noveno país más grande del mundo.
En sus redes sociales, la IAA comentó:
«El año pasado ya había bajado, en valores menores al promedio».
La IAA explicó que el hielo marino antártico es el mar que se congela por las bajas temperaturas alrededor del continente, principalmente durante el invierno, y que se descongela en gran parte en el verano.
En su cuenta de X, antes Twitter, la IAA mostró una imagen de la Antártida, un gráfico del Centro de Datos Nacional sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos (NSIDC, por sus siglas en inglés), rodeada por una línea amarilla que representa el promedio de la extensión máxima del hielo marino en la serie de medición entre 1981 y 2010.
Dicha línea se encuentra por fuera de la superficie blanca actual, que es “la extensión a la que llegó en estos días“, lo que representa una disminución preocupante en el área normalmente ocupada en esta época del año, esto debido a la crisis climática que enfrenta actualmente el planeta.
La Antártida cubre una superficie aproximada de unos 14.000.000 kilómetros cuadrados, de los cuales menos del 1 % constituyen áreas libres de hielo. Es el continente más frío, más seco, más ventoso y con mayor altura media (más de 2000 metros sobre el nivel del mar) del planeta.
El mes de julio ha sido el mes más caluroso a nivel global desde que se tienen registros, con una temperatura promedio de 16.95 grados celsius, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM) tras recibir los datos provisionales del Servicio de Cambio Climático Copérnico de la Unión Europea.
El 6 de julio fue además el día más caluroso nunca antes registrado, con una temperatura media de 17.08 grados, pero no sólo esa jornada, sino todas las transcurridas entre el 3 y el 23 de julio, batieron el récord anterior, que era de 16.8 grados, medido el 13 de agosto de 2016.
«El clima extremo que ha afectado a millones de personas en julio muestra la dura realidad del cambio climático y anticipa el futuro».
Los récords se producen en un momento de fuertes olas de calor en Norteamérica, Asia y la cuenca mediterránea, con graves incendios en esta última región o en países como Canadá, mientras otros como China han registrado plusmarcas nacionales de temperatura (52.2 grados en Turpan, noroeste del país, el pasado 16 de julio).
Además, las temperaturas de la superficie de los océanos llevan desde mayo situándose a niveles inusualmente altos, lo que según la OMM ha contribuido a que el mes de julio fuera especialmente caluroso.
El pasado 19 de julio la media de estas mediciones marinas fue de 20.94 grados, la segunda más alta registrada en la historia, sólo 0.01 grados por debajo de la del 29 de marzo de 2016.
Simultáneamente a la publicación de los datos récord, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó desde Nueva York un nuevo mensaje de advertencia sobre los peligros del cambio climático, subrayando que “la era del calentamiento global ha terminado, y hemos entrado en la ERA de la ebullición global“.
Con información de EFE