• La estudiante Sindel Nicol Mejía Girón confesó haber montado su propio “secuestro” para pagar deudas; autoridades advierten consecuencias penales por simular delitos.
COMAYAGUA, HONDURAS.
Un caso digno de un guion de suspenso terminó sin protagonista en peligro, pero con implicados camino a la Fiscalía.
En Comayagua, una joven de 26 años identificada como Sindel Nicol Mejía Girón, residente del barrio La Suyapa, fingió su propio secuestro con el objetivo de exigir 10,000 dólares a un militar estadounidense con quien mantenía contacto frecuente.
El hecho fue reportado en horas de la madrugada por la Unidad Nacional Antisecuestros (UNAS-DPI), que recibió el aviso del supuesto rapto alrededor de la 2:15 a.m. del día domingo, cuando Mejía giraba de regreso a su vivienda.
De inmediato, agentes especializados desplegaron protocolos de respuesta, activando equipos de investigación y medidas tácticas.
Sin embargo, la escena dramática dio un giro inesperado: la joven fue ubicada sana y salva, a pocas cuadras de su hogar.
Al ser interrogada, confesó que ella misma había planeado el falso secuestro en conjunto con un cómplice, con la intención de obtener el dinero para saldar deudas personales.
Objetivo: un militar estadounidense
De acuerdo con las investigaciones, la exigencia económica estaba dirigida a un militar de Estados Unidos destacado en la Base Aérea Soto Cano (Palmerola), con quien la joven compartía salidas los fines de semana.
La versión oficial señala que la mujer decidió aprovechar esa relación para intentar obtener el dinero bajo engaño.
Consecuencias legales
La acción no solo generó alarma y movilizó recursos policiales especializados, sino que ahora deja a Mejía Girón frente a la justicia.
La joven será puesta a la orden del Ministerio Público junto con su presunto cómplice, para enfrentar cargos por Simulación de Infracción Inexistente, contemplado en el artículo 529 del Código Penal.
Las autoridades remarcaron que fingir delitos graves, como secuestros, no solo constituye un crimen, sino que desperdicia recursos, retrasa investigaciones reales y pone en riesgo operativos de seguridad.
Una “idea creativa” con final nada feliz
Lo que inició como un supuesto secuestro que conmocionó a familiares y activó mecanismos de emergencia terminó siendo un mal cálculo, según las autoridades.
La joven buscaba dinero fácil para saldar compromisos financieros, pero ahora enfrenta un proceso penal que podría dejarle consecuencias mucho más costosas que sus deudas originales.
Una lección clara: simular un crimen no es un juego, y mucho menos un plan inteligente.












