TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El arzobispo de Tegucigalpa, la capital de Honduras, José Vicente Nácher, animó este jueves a los sacerdotes a ser «humildes» y «sencillos» para recordar quiénes son y cuál es su función en la Iglesia católica, durante la misa Crismal que celebró en la Basílica Menor de Suyapa.
«Puede ocurrir que, en su bondad, las personas confíen o esperen tanto de nosotros que tengamos la tentación de creernos los redentores directos en toda nuestra vida sacerdotal», pero ser «humildes nos permitirá recordar quiénes somos y cuál es nuestra función en la Iglesia», señaló Nácher.
En su mensaje a los sacerdotes, indicó que «ser sencillos nos guardará de la tentación de querer parecer lo que no somos o incluso de ocultar intenciones humanas en ropajes espirituales».
En esta misa Crismal, en la que participó el arzobispo emérito Óscar Andrés Rodríguez, Nácher aseguró que a los presbíteros les corresponde avisar a la comunidad cristiana «de los avatares del camino» y valoró «el cariño» hacia los sacerdotes.
Los sacerdotes han sido «llamados entre el pueblo creyente, no por nuestras cualidades, sino por la libre voluntad del Señor, que como sabemos no elige a los más capaces, sino que capacita a los que elige», subrayó.
LLEVAR CONSUELO Y FORTALEZA AL PUEBLO
El arzobispo afirmó que la «unción con el Santo crisma inspira y fortalece al sacerdote para defender al pueblo y dar la vida por él, pero también puede ocurrir que, a pesar de la sacralidad de la unción recibida, la institución sacerdotal sea utilizada para otros fines distintos».
En esta línea, aconsejó a los sacerdotes pedir «al Espíritu Santo que nos proteja y así podamos nosotros ser para los demás ungüento de sanación y llevar al pueblo de Dios, el consuelo y la fortaleza que necesita».
«En nuestro corazón haya siempre agradecimiento por el llamado y la misión recibida, recordando también que, al vivir como Cristo, somos ungidos con el óleo de la alegría y, por eso podríamos llamarnos ministros de la alegría en el Señor», apostilló.
El arzobispo pidió a los fieles orar a la Virgen María para que los sacerdotes «guiados por el Espíritu Santo, estemos siempre dispuestos a servir con humildad y sencillez a nuestros hermanos».
La misa Crismal marca el comienzo del Triduo Pascual y se celebra el Jueves Santo, día en que se conmemora la institución de los sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena, según la tradición cristiana.
La homilía en esta misa Crismal está dedicada a una reflexión sobre la labor sacerdotal y durante el rito los curas renuevan las promesas (pobreza, castidad y obediencia), y se bendicen los óleos que se utilizan para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal.
La celebración del Jueves Santo continuará esta tarde, cuando el arzobispo de Tegucigalpa celebre la misa de la cena del Señor, en la catedral metropolitana.
Con información de EFE