TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La violencia continúa cobrando vidas de forma alarmante entre la niñez y juventud hondureña. Según datos del monitoreo de muertes violentas de niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) realizado por el COIPRODEN, un promedio de 50 menores y jóvenes pierden la vida de forma violenta cada mes en el país.
Entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2025, se han registrado 195 víctimas. De ellas, el 81 % (157 personas) eran jóvenes de entre 18 y 30 años, mientras que el 19 % (38 casos) correspondieron a menores entre 0 y 17 años.
El 79 % de las víctimas fueron hombres (154) y el 21 % mujeres (41). Aunque la cifra refleja una reducción del 9 % respecto al mismo período en 2024 —cuando se registraron 215 víctimas—, la situación sigue siendo crítica.
Los departamentos con mayor incidencia de hechos violentos son Cortés y Francisco Morazán, zonas tradicionalmente marcadas por la presencia del crimen organizado y altos niveles de conflictividad social.




Accidentes viales también afectan a la niñez y juventud
A la violencia directa se suma la alta mortalidad juvenil en accidentes de tránsito. De acuerdo con el monitoreo de COIPRODEN, entre enero y abril de 2025 se reportaron 90 víctimas por accidentes viales, de las cuales 70 fueron hombres y 20 mujeres.
Del total, 63 víctimas tenían entre 18 y 30 años, mientras que 27 eran menores de edad. Estas cifras muestran que el sector juvenil no solo está expuesto a la violencia armada, sino también a peligros viales ante la falta de prevención y regulación efectiva.
Migración y niñez retornada: otra expresión de vulnerabilidad
La niñez hondureña no solo enfrenta violencia en su territorio, sino también riesgos durante procesos migratorios. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) informó que desde el 1 de enero hasta el 2 de mayo de 2025 han sido retornados 1,388 menores de edad procedentes de Estados Unidos, México y Guatemala.
De ellos, 260 viajaron solos y 1,128 acompañados por algún adulto. En cuanto al género, 699 eran niñas y 689 niños. Estas cifras se suman al acumulado desde 2014, que ya supera los 127,000 menores retornados al país.
Según la SENAF, 2,342 personas fueron atendidas en el Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) Belén, entre menores y adultos. Del total, 909 provenían de EE.UU., 1,398 de México y 29 de Guatemala.

Una infancia en riesgo múltiple
La situación descrita por COIPRODEN y SENAF revela un panorama alarmante para la niñez y juventud hondureña, marcada por la violencia homicida, accidentes viales y desplazamientos forzados producto de la pobreza, inseguridad y falta de oportunidades.
Organizaciones de derechos humanos hacen un llamado urgente al Estado para que fortalezca sus políticas públicas de protección y prevención, y se garantice el cumplimiento efectivo de los derechos de la niñez y adolescencia en todos los niveles.