- En 2024, el kWh tuvo un costo superior en 33.6 % al de 2021, por lo que cada kWh no facturado fue más caro.
- Cada lempira perdido por la ENEE es un lempira menos para salud, educación y seguridad.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
En tres años de administración del actual gobierno, los escasos avances en la recuperación de pérdidas de energía absorbieron más recursos que los recuperados, alertó este martes la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) en la presentación de la sexta entrega de la serie Estado de país, dedicada al subsector eléctrico.
ASJ advirtió que la crisis en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) sigue siendo un hoyo negro en las finanzas públicas. En 2024, la deuda de la empresa estatal alcanzó el 8.2 % del producto interno bruto de Honduras y la situación se agrava por las persistentes pérdidas técnicas y no técnicas en el sistema eléctrico, que siguen siendo las más altas de Centroamérica (36.6 %).
En 2022, el gobierno se comprometió a reducir las pérdidas a 19 % en cuatro años. Utilizando los valores de tarifa promedio real de 2024, de haberse cumplido ese objetivo, las pérdidas para 2025 serían de apenas L 2,780.92 diarios, un contraste drástico con la realidad actual.
Aunque el presupuesto asignado para la reducción de pérdidas asciende a L 20,433 millones -una cifra 10 veces mayor que el presupuesto destinado a la compra de medicamentos en la Secretaría de Salud-, desde la creación del Programa Nacional de Reducción de Pérdidas (PNRP) solo se ha ejecutado el 67 % de los fondos y 40 % de estos ha sido utilizado en sueldos y salarios.
En 2024, el impacto financiero de las pérdidas de energía fue de L 14,270.2 millones, cifra mayor que en 2023, lo que evidencia que, a pesar de los esfuerzos y recursos invertidos, no se ha logrado revertir la tendencia.
Al sumar las asignaciones presupuestarias con las pérdidas acumuladas, el balance final muestra que se gastaron L 20,000 millones para perder L 40,086 millones en el mismo período de tiempo. En otras palabras, se perdió más de lo que se recuperó en tres años.
Renegociaciones opacas y tarifas caras
En 2023, la ENEE anunció la renegociación de 10 contratos que, de haberse enviado a tiempo al Congreso Nacional, habrían permitido una reducción de tarifas cercana al 5 % desde abril de ese año. Sin embargo, las adendas fueron engavetadas y enviadas en 2024, fuera del plazo legal. Además, se incluyó el contrato con CEHCSA/Brassavola, inactivo desde 2008 y sin operación en 2022 ni 2023.
Aunque se prometió discutir las adendas por separado, en febrero de 2025 todas fueron aprobadas en bloque, en un proceso opaco. A pesar de las garantías de la ENEE y de la Comisión de Energía del Congreso, Honduras paga hoy la potencia más cara de su historia, sin contar con gas natural.
En septiembre de 2024, el Congreso reinterpretó la ley sin justificación técnica, eliminando el límite de 60 días para renegociar contratos, lo que facilitó irregularidades y evadió responsabilidades.
En 2025 se han incorporado 353 MW a base de diésel, el 58 % mediante arrendamientos temporales, la mitad de estos adjudicados a una sola empresa con el costo por kWh más alto. Honduras sigue teniendo la segunda energía más cara de Centroamérica, solo detrás de Nicaragua, pero con un recargo adicional del 10 % para cubrir el subsidio de la energía “gratuita”, lo que iguala los costos entre ambos países.
Este panorama refleja la urgente necesidad de reformar el modelo de gestión de la ENEE, reformar la Ley de energía a fin de eliminar las barreras a la inversión, eficiencia y competitividad; eliminar la opción de compras directas y licitaciones privadas, al igual que el PNRP, para unificar las tres entidades agrupadas bajo ENEE Distribución.