«Un acontecimiento deportivo internacional que debería unir a los pueblos fue inaugurado desgraciadamente con hostilidad hacia la humanidad», denunció el presidente turco.
TURQUÍA.
(RT)- El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado su intención de llamar al papa Francisco para quejarse de la inmoralidad y la propaganda LGBT* en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, recoge TRT Haber.
«¿Se lo imaginan? Un acontecimiento deportivo internacional que debería unir a los pueblos fue inaugurado desgraciadamente con hostilidad hacia la humanidad, la naturaleza y los valores que hacen humanos a los seres humanos», afirmó.
Según el mandatario turco, la ceremonia ofendió no solo a los cristianos, sino también a los musulmanes. «La vergonzosa escena de París ofendió no solo al mundo católico, no solo al mundo cristiano, sino también [nos ofendió] a nosotros, y causó indignación en nosotros», aseveró.
«Herramienta de perversión»
Asimismo, Erdogan señaló que se negó a asistir a la ceremonia de apertura de los JJ.OO. a petición de su nieta. «[El presidente francés Emmanuel] Macron me invitó. Dije que podía ir. Mi nieta de 13 años me dijo: ‘Abuelo, no vayas'», relató. El jefe de Estado indicó que la niña le comentó que iban «a hacer allí una manifestación LGBT» y le mostró un video en redes sociales.
«La inmoralidad escenificada en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 reveló una vez más las dimensiones de la amenaza a la que nos enfrentamos», expresó. El mandatario también señaló que los Juegos Olímpicos habían sido utilizados «como una herramienta de perversión que corrompe la naturaleza humana, corrompe a la familia y amenaza la seguridad y la supervivencia de generaciones».
«No toleran el velo islámico»
Entre otras cosas, Erdogan denunció que «los que declararon la guerra al islam mediante la islamofobia declararon la guerra a todo lo sagrado mediante la perversión LGBT», al tiempo que recordó que Francia impidió a atletas francesas participar en competiciones si llevan el velo islámico en la cabeza.
«El hecho de que quienes pregonan la perversión LGBT como ‘libertad’ no puedan tolerar que las atletas lleven pañuelos en la cabeza revela la definición de ‘libertad’ que tienen en sus mentes», resaltó.