- El jefe de las Fuerzas Armadas confirma hallazgos de cultivos, mientras EE.UU. vuelve a señalar al país como ruta clave del narcotráfico
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Roosevelt Hernández, reconoció públicamente que en Honduras no solo transita droga hacia el norte, sino que también se produce cocaína, al confirmarse hallazgos de plantaciones en distintos puntos del territorio nacional.
“Honduras es un país de paso geográficamente, también es un país productor porque hemos encontrado hallazgos de plantación de coca”, declaró Hernández en entrevista televisiva, admitiendo lo que por años había sido señalado por organismos internacionales y analistas de seguridad.
El alto mando militar aseguró que las FFAA realizan un “trabajo incansable” para ubicar y destruir estos cultivos, aunque evitó detallar las zonas específicas para no comprometer las operaciones en marcha.
EE.UU. vuelve a ubicar a Honduras como corredor del narcotráfico
De forma paralela, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió la determinación oficial para el año fiscal 2026 sobre narcóticos, donde Honduras figura nuevamente entre los principales países de tránsito de drogas.
El documento señala que factores geográficos y económicos convierten al país en una escala habitual de los cargamentos de cocaína que viajan desde Sudamérica hacia Estados Unidos y Europa.
No obstante, aclara que esta clasificación “no refleja necesariamente los esfuerzos de su Gobierno en la lucha contra las drogas”, sino las condiciones que facilitan la actividad de los cárteles.
La lista también señala a Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá como corredores relevantes.
En contraste, países como Bolivia, Colombia y Venezuela fueron calificados por Washington como naciones que no cumplen de manera demostrable con sus obligaciones antidrogas, una categoría en la que Honduras no fue incluida.
Un escenario más complejo
La admisión del general Hernández de que Honduras ya no solo es un país de tránsito, sino también productor, profundiza la preocupación sobre la capacidad del Estado para contener al crimen organizado.
Analistas advierten que este doble rol aumenta la presión internacional y multiplica los riesgos de violencia en las zonas rurales, donde las organizaciones criminales han comenzado a sembrar y procesar la hoja de coca.
Pese a las declaraciones del alto mando, expertos insisten en que las acciones militares deben acompañarse de políticas integrales que incluyan justicia, desarrollo social y fortalecimiento institucional, para evitar que el país caiga en una espiral de violencia ligada a la producción local de drogas.









