- Ministro de la ENEE asegura que el proyecto reducirá inundaciones en el Valle de Sula y niega afectación a pueblos indígenas. Pobladores de Quimistán insisten: el valle productivo está en riesgo.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Mientras la protesta contra la represa El Tablón mantiene bloqueada la carretera CA-4 desde la madrugada del lunes, el gobierno salió al paso para defender el controvertido proyecto.
El ministro interino de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Erick Tejada, calificó la obra como una infraestructura estratégica que traerá beneficios al país, en particular, una reducción del 43% en las inundaciones que año tras año afectan al Valle de Sula.
“El proyecto cuenta con estudios de impacto ambiental, planes de reasentamiento, y no afecta a comunidades indígenas. Estamos ante una encrucijada como país: o apostamos por el desarrollo o cedemos ante grupos sin fundamentos técnicos”, afirmó Tejada en conferencia de prensa, en un tono que ha sido percibido por sectores sociales como despectivo hacia las comunidades afectadas.
El ministro detalló que 417 familias serán reasentadas y que todas recibirán apoyo dentro del plan del proyecto.
Sin embargo, los pobladores de Quimistán mantienen una firme oposición, asegurando que el sitio elegido para la represa inundaría zonas agrícolas vitales y afectaría directamente su economía y subsistencia.
Desde el lugar del bloqueo, los manifestantes reiteran su disposición al diálogo, pero exigen que se reconsidere el emplazamiento de la represa.
“No nos oponemos al desarrollo. Nos oponemos a que lo hagan sobre nuestras tierras fértiles. Ya propusimos alternativas y el gobierno no escucha”, dijo uno de los líderes comunales.
Tejada reconoció que algunos reclamos tienen legitimidad, pero también sugirió que sectores con intereses políticos estarían detrás de la movilización.
Aun así, extendió una invitación formal al comité opositor para integrarse a la mesa intersectorial de diálogo.
En medio de la creciente tensión, la protesta continúa de manera pacífica pero firme, sin actos de violencia, aunque con un fuerte impacto en el tránsito vehicular y la logística de la región.
La represa El Tablón, lejos de ser solo un tema técnico, se ha convertido en un símbolo de la eterna disputa entre un modelo de desarrollo vertical impuesto desde el poder y las comunidades que reclaman ser escuchadas.