La organización ambiental Greenpeace vertió litros de pintura negra simbolizando petróleo en la entrada de la sede europea de la ONU en Ginebra y desplegó dos pancartas en sus puertas, con el fin de llamar la atención sobre la contaminación por plástico mientras se celebra allí la última ronda de negociaciones de un tratado para su control.
Un automóvil negro y con lunas tintadas vertió la mayor parte de la pintura, y aprovechando la confusión creada, cuatro activistas con camisetas verdes de Greenpeace treparon a lo alto de la entrada con los eslóganes «dentro (de la ONU) se está contaminando con petróleo» y «el tratado de plásticos no está en venta».
«Greenpeace ha vertido simbólicamente petróleo y ha desplegado pancartas para pedir a los gobiernos que enfrenten a la industria petrolera y logren un tratado que ponga el bien común por encima de los intereses empresariales», señaló a EFE el jefe de la delegación de la ONG en las negociaciones, Graham Forbes.
«Estamos en la ronda final de negociaciones, y en cada etapa vemos cada vez más compañías petroleras infiltrándose para imponer sus intereses por encima del bien común, mientras la contaminación con plásticos está estrangulando a la humanidad», añadió.
La sexta y se espera que última ronda de las negociaciones, que comenzaron en 2022, se inició este martes 5 de agosto, finalizará el 14 y se espera que tras ella se logre un tratado que frene la polución por plásticos, que está causando graves daños a los océanos, al medio ambiente en general, y según los científicos puede tener efectos muy perjudiciales para la salud de animales y humanos.
Cerca de un centenar de los 180 países participantes en las negociaciones abogan por un tratado que implique una fuerte reducción en la producción de plásticos (ONG como Greenpeace piden que sea hasta del 75 %), aunque chocan por el momento con la oposición de países productores de petróleo (EEUU, Rusia, naciones del Golfo Pérsico) así como de grandes economías emergentes como China o India.
Con información de EFE