- Eugenio Sosa asegura que en tres años la pobreza bajó más de 10 puntos; sectores sociales y la Iglesia cuestionan la veracidad de las estadísticas oficiales en un país donde la carestía y el desempleo siguen golpeando a las familias.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El director del Instituto Nacional de Estadística (INE), Eugenio Sosa, insistió este miércoles en que la pobreza en Honduras ha mostrado una “reducción significativa” gracias a la reactivación económica, el control de la inflación y la inversión social realizada en los últimos años.
De acuerdo con las cifras oficiales, la pobreza afectaba al 73.6 % de los hogares en 2021, y habría descendido a 62.9 % al cierre de 2024. En el caso de la pobreza extrema, el índice habría pasado de 53.6 % en 2021 a 40.1 % en 2024.
“A pesar de todos los problemas en la economía mundial, el país entró en reactivación económica”, dijo Sosa, asegurando que la estabilidad en los precios pese al encarecimiento de los combustibles y la inversión en infraestructura fueron factores claves.
Críticas y desconfianza
Sin embargo, las cifras no convencen a todos. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez puso en duda los datos presentados al gobierno, cuestionando si reflejan realmente la situación que viven los hondureños. Ante esto, Sosa respondió: “Al líder religioso le fallan muchas cosas”.
El funcionario defendió los números comparando la pobreza con la recuperación de un enfermo: “De estar grave, el país empieza a sanar”. No obstante, reconoció que el problema es “más grande y profundo” de lo que muestran las estadísticas.
La realidad en la calle
Pese a los reportes oficiales, Honduras sigue enfrentando altos niveles de desempleo, informalidad laboral y un costo de vida que no cede. Familias en barrios populares y zonas rurales continúan reportando dificultades para acceder a la canasta básica y servicios básicos.
Las cifras del INE, aunque reflejan una posible mejoría, contrastan con la percepción ciudadana de que la pobreza y la desigualdad se mantienen como una carga estructural.
Para muchos críticos, los datos parecen más un argumento político que una radiografía fiel de la situación económica y social.