La diputada vinculada al escándalo de fondos públicos busca ausentarse de sus funciones mientras crece la presión dentro del partido oficialista. El caso expone fracturas internas y un posible intento de blindaje político.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
En un movimiento que ha generado más preguntas que respuestas, la diputada oficialista Isis Cuéllar solicitó formalmente un permiso especial al Partido Libertad y Refundación (Libre) para ausentarse de sus funciones, alegando que necesita tiempo para demostrar su inocencia ante las acusaciones que la vinculan con el presunto desvío de fondos públicos para campañas internas.
La solicitud fue presentada en una carta dirigida al coordinador general del partido y exmandatario, Manuel Zelaya Rosales, la cual fue leída este viernes en pleno durante una reunión interna en la sede nacional de Libre.
La reacción entre los presentes, según trascendió, fue de desconcierto, dada la creciente presión política y mediática que envuelve el caso.
Cuéllar, ausente del escenario público desde hace varios días, argumenta en su misiva que la solicitud de permiso tiene como propósito “demostrar y acreditar pruebas de descargo suficientes a través de los mecanismos e instituciones pertinentes para la investigación y, en el menor tiempo posible, mi inocencia de las acusaciones”.
¿Una salida negociada o una estrategia de contención?
La diputada, considerada una figura influyente dentro de Libre y cercana a altas esferas del poder, ha sido señalada en el escándalo que involucra presunto uso indebido de fondos públicos desde la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), destinados a beneficiar a candidatos oficialistas en procesos electorales internos.
El silencio prolongado de Cuéllar y su ausencia de la vida pública han generado fuertes especulaciones sobre una estrategia de contención política para reducir el impacto mediático del caso.
Ahora, su repentina aparición a través de una carta refuerza la percepción de que Libre intenta ganar tiempo y controlar daños, mientras enfrenta una de las crisis internas más delicadas desde su llegada al poder.

Libre en la encrucijada
El caso Cuéllar ha sacudido los cimientos del partido oficialista, que en los últimos días ha intentado sostener el discurso de lucha contra la corrupción, pese a las denuncias que golpean a figuras de su propia estructura.
La presidenta Xiomara Castro pidió recientemente al Congreso y al sistema de justicia que actúen de manera “implacable” contra la corrupción, pero el caso de Cuéllar pone a prueba la coherencia de ese llamado.
Se espera que en las próximas horas la dirigencia de Libre tome una decisión oficial: conceder el permiso solicitado o avanzar hacia una separación formal de la diputada de sus responsabilidades partidarias.
Cualquiera sea el camino, el partido enfrenta un dilema que va más allá de una diputada: cómo manejar la corrupción cuando toca a sus propias puertas.