La renuncia de Ana Paola Hall toma por sorpresa al liberalismo y deja al partido sin votos suficientes para nombrar a su reemplazo. “Libre impondrá a alguien afín a su agenda”, advierte la socióloga.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La sorpresiva renuncia de Ana Paola Hall como concejal del Consejo Nacional Electoral (CNE) ha desatado una nueva tormenta política dentro del Partido Liberal de Honduras.
Para la socióloga y exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, esta situación confirma la grave crisis interna que atraviesa esta fuerza política.
“Hay una crisis en el Partido Liberal porque no tiene los votos consensuados para elegir a una nueva consejera. Puede conseguir los votos del Partido Nacional, pero necesita los de Libre. Libre se convertiría en el gran elector”, sostuvo Castellanos en declaraciones recientes.
La académica señaló que, al no contar con los votos necesarios en el Congreso Nacional, el Partido Liberal difícilmente podrá colocar en el CNE a una figura que represente sus intereses.
En cambio, advirtió que el oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre) podría aprovechar el vacío para imponer a un perfil más cercano a su agenda.
“El gran problema es que Libre no quiere que se compruebe que las actas que se manden de las Juntas Receptoras de Votos coincidan con la forma en que los electores votan”, expresó Castellanos, apuntando a una preocupación de fondo sobre la transparencia del proceso electoral.
La renuncia de Hall, que no fue consultada previamente con el Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL), ha incrementado la desconfianza interna y ha generado especulaciones sobre las verdaderas motivaciones de su salida. Para muchos, fue una decisión orquestada desde dentro del partido.
“Los mismos actores responsables de aquella crisis están generando el conflicto actual al imponer sus intereses por la fuerza”, sentenció Castellanos, haciendo referencia al conflicto de liderazgos que desde hace años debilita al liberalismo.
En un contexto electoral cada vez más polarizado, el futuro del CNE y su integración adquiere una relevancia clave para los próximos comicios.
Mientras tanto, el Partido Liberal parece atrapado en su propia fractura interna, sin capacidad de maniobra y con su representatividad institucional en juego.