TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La diputada del Partido Nacional, María Antonieta Mejía, arremetió contra el gobierno de Libertad y Refundación (Libre) al asegurar que los recientes escándalos de corrupción protagonizados por altos funcionarios explican por qué la Misión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH) no se instala en el país.
Mejía reaccionó a un video que circuló esta semana y que involucra al ministro de Desarrollo Social (Sedesol), José Carlos Cardona, y a la vicepresidenta del Congreso Nacional, Isis Cuéllar, en una conversación donde presuntamente detallan cómo se estarían manipulando fondos públicos para beneficiar a estructuras políticas de Libre.
“Por eso no viene la CICIH, por este tipo de actos de corrupción que lo destapó uno de ellos mismos, porque está harto de toda la pus que se fragua desde las secretarías de Estado y en la cara de la presidenta”, denunció la congresista, en referencia directa a Xiomara Castro.
Un “chequevideo” que huele a piñata
La parlamentaria calificó el video como la prueba más reciente de cómo se estarían utilizando los recursos del Estado como “piñata política” a favor de cuadros oficialistas.
“Ese famoso chequevideo muestra cómo diputados y funcionarios de Libre se reparten el dinero que proviene del sacrificio del pueblo hondureño. Aquí es donde decimos: ¿dónde está la justicia?”, cuestionó Mejía, al tiempo que denunció que la aplicación de la ley es selectiva y que “solo mira para la derecha, pero no para la izquierda”.
¿Impunidad garantizada?
La congresista dijo esperar que el Ministerio Público y la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción (Uferco) actúen conforme a la ley, aunque se mostró escéptica: “De lo contrario, este caso también va a guardarse en un archivo, y la impunidad va a prevalecer en el gobierno de la refundación”.
El caso ha encendido nuevamente las alarmas sobre la transparencia en el uso de fondos públicos y la ausencia de mecanismos eficaces de rendición de cuentas.
Mientras tanto, la llegada de la CICIH sigue en suspenso, y la desconfianza ciudadana en las instituciones crece al ritmo de cada nuevo escándalo.
