Un millar de migrantes acampa precariamente en el centro de la ciudad estadounidense de El Paso, en la frontera con México, desbordada por la llegada masiva de personas que han decidido arriesgarse a viajar de Estados Unidos, antes de que el jueves se levante el Título 42, una norma que ha permitido las expulsiones en caliente por motivos sanitarios.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, anunció el despliegue de una nueva unidad de la Guardia Nacional que operará con helicópteros para evitar la entrada de migrantes desde México y anticipó que están preparando leyes para considerar como “delito grave” la entrada ilegal y permitir así la expulsión de los migrantes.
En El Paso está vigente el estado de emergencia desde el 1 de mayo para poder reaccionar con más diligencia a la situación, debido a la gran afluencia de migrantes que han decidido no esperar a que el Título 42 concluya para intentar buscar una mejor vida en Estados Unidos.
En el centro de la ciudad, en torno a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús se concentran ya un millar de personas, la mayoría de ellas indocumentadas y hombres, que se protegen de noche con mantas entregadas por la Cruz Roja y de día usan improvisados cobijos, hechos con lonas, para evitar el calor que se hace notar con fuerza en estas latitudes meridionales del país.
Las autoridades han cortado al tráfico rodado la calle situada frente al templo, donde la presencia de vehículos de la policía es visible.
También se han instalado servicios públicos para las personas que se concentran en la zona, muchas de las cuales hacen planes sobre su próximo paso: solicitar asilo o continuar su camino hacia el norte arriesgándose a ser detenidos y deportados.
Un venezolano y un cubano, que no quieren ser grabados ni identificados, muestran sus dudas. Llegaron hace dos días y tampoco tienen muy claro qué pueden y qué deben hacer una vez que han cruzado la frontera.
José Alfredo, su mujer y sus hijas de cinco y dos años atravesaron la frontera la madrugada del domingo, “a las dos de la mañana”.
Este hombre hondureño aseguró a EFE que llevaban cuatro meses en México, después de huir del sur de Honduras tras recibir amenazas de las maras y de que le asaltaran dos veces su negocio de electrodomésticos.
“Ha sido lo más duro que hemos pasado, lo más difícil en nuestra vida, muy duro”, dijo, antes de confesar que ahora están más tranquilos.
En un lateral de la iglesia unos altavoces repiten un mensaje leído por el miembro de la Alcaldía, el juez del condado Ricardo Samaniego, en el que advierte que “cada vez son más los migrantes que vienen en camino” y les avisa de que “prolongar su estadía en esta ciudad puede retrasar aún más su proceso migratorio”.
Samaniego insiste en que los albergues de la ciudad solo están preparados para brindar alojamiento por tres días a los recién llegados y les conmina a marcharse: “Se espera que la situación de inmigrantes en la calle empeore”.
Esta mañana un grupo de unos diez funcionarios municipales ofrecían información a las personas presentes ante la gran confusión y preocupación de la mayoría de ellos.
La normativa migratoria Título 42 fue adoptada por el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) bajo el pretexto de la pandemia para permitir las expulsiones exprés alegando problemas sanitarios.
El Paso, el punto de mayor entrada de migrantes
Según el jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, la región de El Paso es en la que se ha registrado un mayor número de cruces fronterizos en los últimos seis meses, con una presencia mayoritaria de venezolanos.
De acuerdo con datos de la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, en inglés), entre octubre de 2022 y marzo de este año han sido detenidos en la frontera sur del país un millón 223 mil 67 migrantes, la mayoría de ellos, en la región fronteriza de El Paso.
En comparación con el mismo periodo del año pasado el número de detenciones en esta zona ha aumentado 134 por ciento.
En estos meses, las autoridades estadounidenses detuvieron a 382 mil 92 mexicanos; 85 mil 664 guatemaltecos; 75 mil 824 hondureños, y 30 mil 735 salvadoreños, las principales nacionalidades que tradicionalmente han cruzado la frontera sin solicitar los permisos oportunos.
Sin embargo, en los últimos años ha crecido mucho el flujo de ciudadanos de otros países latinoamericanos y, desde octubre pasado, los cuerpos de seguridad han interceptado 114 mil 710 cubanos, 95 mil 39 nicaragüenses, 89 mil 201 colombianos, 61 mil 129 venezolanos, 58 mil 254 peruanos y 46 mil 284 haitianos, entre otras muchas nacionalidades.
Con información de EFE