- La titular del CNA afirma que el reconocimiento internacional evidencia cómo dictaduras y gobiernos populistas usan la opresión y la desigualdad como método de control, y celebra la resistencia civil como verdadero acto de libertad.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
A propósito del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2025 a la venezolana María Corina Machado, la titular del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, se pronunció este lunes a través de su cuenta en la red social X, calificando el premio como una afrenta al discurso socialista y una señal de que la verdadera paz en América Latina aún está ausente.
Castellanos comenzó su mensaje con interrogantes retóricas: “¿Por qué una mujer? ¿Por qué América Latina? ¿Por qué Venezuela? ¿Por qué el Premio Nobel de la Paz?”, para luego argumentar que el premio reconoce la voz que se alza con dignidad frente a regímenes que, disfrazados de democráticos, han acostumbrado a los pueblos al silencio.
“América Latina es tierra de utopías mutiladas, que sigue pariendo rebeldes entre el hambre y la esperanza. Venezuela se ha convertido en el reflejo más brutal de lo que ocurre cuando el poder confunde patria con propiedad”, sostuvo Castellanos.
Crítica al régimen venezolano
La directora del CNA señaló que el socialismo en Venezuela se ha transformado en un instrumento de desigualdad y control social: “Las riquezas no alumbran hospitales ni escuelas, sino los bolsillos de una aristocracia militar y socialistas apátridas que han aprendido a perpetuar el hambre como método de control”, afirmó.
Asimismo, Castellanos subrayó que el gobierno de Nicolás Maduro convirtió la “revolución” en un ministerio del cinismo, usando la paz como un mero trámite frente a los organismos internacionales, mientras los ciudadanos viven en condiciones de miseria y miedo.
“El Nobel concedido a Machado —esa mujer terca, vilipendiada, exiliada en su propio suelo— es más que un premio. Es una declaración política y moral, un espejo que Europa sostiene frente al Caribe para recordarle que la democracia no se mide por discursos, sino por el derecho a disentir sin miedo”, añadió.
Machado como símbolo de resistencia civil
Castellanos resaltó que la figura de María Corina Machado trasciende lo político: es una mujer que no gobierna ni tiene ejército, pero desafía el miedo y la opresión con la palabra y la civilidad.
“En un país acostumbrado al uniforme, el verdadero peligro es la civilidad. Machado representa el regreso de la palabra libertad, el gesto de decir no en un idioma que el Estado creía haber confiscado”, explicó.
Según Castellanos, el Nobel otorgado a Machado también actúa como un espejo incómodo para América Latina, una región donde la hipocresía y la complicidad con el sufrimiento se mantienen independientemente de la ideología.
“El progresismo que calla ante la tortura, la derecha que comercia con el sufrimiento, la izquierda que justifica el miedo. Todos cómplices del mismo silencio”, aseguró.
Nombrar para desarmar
La titular del CNA enfatizó que el premio no redime la tragedia venezolana, pero la nombra y la visibiliza: “Alfred Nobel escribió que la paz debía premiar a quienes lucharan por la fraternidad de los pueblos. En Venezuela, esa fraternidad se mide hoy en filas de migrantes, en madres que venden todo para alimentar a sus hijos, en jóvenes que mueren por una bala y no por un ideal. Nombrar el horror es el primer paso para desarmarlo”.
Finalmente, Castellanos cerró su mensaje con un llamado a la conciencia continental: “La paz, en este contexto, no es un diploma. Es una afrenta. Una herida abierta en el teatro absurdo del despotismo. Y quizás por eso —precisamente por eso— el Nobel no ha premiado a una política, sino a un recordatorio: que, en América Latina, aún hay mujeres que eligen hablar cuando todo el país ha aprendido a callar”.