TEGUCIGALPA, HONDURAS.
América Latina retrocedió 20 años en derechos humanos durante la crisis por la Covid-19, que también aumentó la violencia contra las mujeres y las defensoras de derechos humanos, dijo este lunes la exconsejera de las Naciones Unidas en temas de derechos femeninos, la costarricense Alda Facio.
«En toda Latinoamérica hay retrocesos y según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), son 20 años los que se perdieron durante la pandemia y va a costar muchísimo recuperar, especialmente en la cuestión económica», subrayó Facio en una entrevista con Efe en Tegucigalpa.
Agregó que «se perdieron derechos en todos los sentidos, porque muchos países aprovecharon la pandemia para hacer políticas más autoritarias, menos democráticas».
Como ejemplo, dijo que en Honduras «se militarizó la Policía» y, aunque el país tiene un nuevo Gobierno, «el empoderamiento de la Policía y de los militares no se quita tan fácil con un cambio de Gobierno, es peligroso para la democracia y los derechos humanos».
MEDIDAS CONCRETAS PARA LOGRAR LA IGUALDAD
Facio señaló que, en el confinamiento en los comienzos de la pandemia, las mujeres estuvieron «expuestas a la violencia y la sobrecarga de trabajo», lo que afectó su salud.
Lamentó que durante el confinamiento aumentó «la violencia sexual, el incesto contra niñas y mucha trata de mujeres», pues se aprovecharon «los poderes fácticos y las mafias para aumentar su compra, robo o secuestro de niñas».
Para la feminista, es necesario que «los Estados tomen medidas concretas y verdaderamente las implementen para lograr la igualdad» para acabar con la violencia de género.
«Lo que produce la violencia contra la mujer es la desigualdad de poder entre hombres y mujeres y el machismo que existe en todo el mundo», enfatizó.
Destacó la importancia de «tomar medidas para cambiar la cultura, porque las canciones y las telenovelas subvaloran a las mujeres y eso produce la violencia».
RIESGOS PARA DEFENSORES
La exconsejera de la ONU señaló la situación de riesgos que enfrentan las defensoras de derechos humanos en Centroamérica y México.
«Por estar defendiendo los derechos (de otras personas) se les agrede, insulta, no solo se les asesina. No es fácil ser defensora, es peligroso y riesgoso», indicó Facio.
Las mujeres, «además de sufrir la violencia en el hogar y la calle, también la sufren de parte de sus propios compañeros defensores, es complicado», resaltó.
Dijo desconocer si se ha agravado la situación de riesgo que enfrentan las defensoras, ya que «no hay datos concretos desde la pandemia».
Honduras es uno de los países latinoamericanos más peligrosos para los defensores de derechos humanos, precisó Facio, quien abriga la esperanza de que «la situación cambie» en el país centroamericano.
MEJORAR ACCESO A LA JUSTICIA
Señaló además que la falta de recursos es una de las limitaciones que enfrentan las instancias para proteger a las defensoras y disminuir el riesgo en el que se encuentran.
«Las mujeres supuestamente tienen que estar en la casa, ser sumisas, no andar tratando de conquistar derechos para ellas o para otras personas, eso se ve mal y da cólera no solo a los hombres, sino a las mujeres que no lo hacen, eso contribuye a que se desvalorice el trabajo que hacen las defensoras», afirmó.
Facio también destacó el poco acceso a la justicia que tienen las mujeres víctimas de violencia y las defensoras de derechos humanos, principalmente en Honduras, país que en noviembre presentará su informe ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer.
Honduras tiene que «mejorar el acceso a la justicia, porque ese acceso es muy cuestionado, y es conocido que la situación de falta de acceso a la justicia de toda la ciudadanía es peor contra las mujeres, y peor aún de las defensoras», dijo la experta.
«Para que no molesten, muchas veces a las defensoras de derechos humanos las criminalizan y las judicializan, y no tienen derecho ni siquiera a poner una denuncia», acotó la feminista costarricense.