Los larvicidas dispersados por los mosquitos pueden ayudar a controlar enfermedades transmitidas por esos mismos insectos, como el dengue, según un estudio realizado por científicos brasileños y divulgado por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
La estrategia, que utiliza a los propios mosquitos para dispersar partículas de larvicida, redujo en un 29 % la incidencia del dengue en los sitios donde se implementó.
El estudio, publicado en la revista ‘The Lancet Infectious Diseases’, fue desarrollado por investigadores de la Fiocruz, el mayor centro de investigación científica en salud de Brasil y de América Latina, y la Secretaría Municipal de Salud de Belo Horizonte.
Para el proyecto, fueron distribuidas un promedio de 2.500 Estaciones de Diseminación de Larvicidas (EDL) en nueve barrios de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, durante dos años.
La intervención redujo la incidencia del dengue en un 29 % en estos barrios, y en un 21 % en los barrios adyacentes, en comparación con los 258 restantes de la ciudad.
«Nuestro ensayo demuestra la eficacia del método para controlar el dengue. Estudios anteriores han demostrado los efectos de la autodispersión de larvicidas en las poblaciones de mosquitos, pero sin una evaluación directa del impacto epidemiológico», señala Sérgio Luz, director de Fiocruz Amazonía y uno de responsables del estudio.
Según el experto, los mosquitos funcionan como una especie de ‘polinizadores’ llevando el polvo larvicida a otros criaderos, a muchos de los cuales a veces no se llega con acciones de control tradicionales.
«No hay nadie mejor que el propio mosquito para saber dónde están los lugares adecuados para poner sus huevos», comenta Luz.
Luz destaca que el equipo de investigadores demostró en trabajos anteriores, realizados en la Amazonía y el centro de Brasil, que esa autodispersión del larvicida puede alcanzar criaderos ubicados a distancias de hasta 400 metros, reduciendo la abundancia de mosquitos urbanos.
Según el estudio, el hecho de que la incidencia del dengue también haya disminuido, aunque de forma más modesta, en los barrios adyacentes a la intervención sugiere que los mosquitos propagaron el larvicida más allá de los límites del área de instalación de las EDL.
Sin embargo, esta movilidad de los vectores también significa que los mosquitos probablemente ingresaron al área de intervención desde vecindarios no tratados, lo que reduce en cierta medida el efecto de las EDL.
Con información de EFE