- Mientras el Legislativo no sesione, el Consejo Nacional Electoral seguirá paralizado. El analista Héctor Corrales advierte que la crisis institucional no se resolverá con suplentes ni renuncias, sino con voluntad política desde la cúpula de Libre.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La crisis que atraviesa el Consejo Nacional Electoral (CNE) no tiene salida mientras el Congreso Nacional continúe sin sesionar. Así lo advirtió el analista político y director del centro de estudios NODO, Héctor Corrales, quien responsabiliza directamente a la dirigencia del partido oficialista Libertad y Refundación (Libre) por el estancamiento institucional que pone en jaque los tiempos del próximo proceso electoral.
Según Corrales, el problema de fondo no está en la renuncia de la consejera Ana Paola Hall ni en la discusión sobre si los suplentes deben asumir su lugar, sino en el bloqueo absoluto que ejerce el Congreso, bajo el control político de Manuel Zelaya, coordinador de Libre, y el presidente del Legislativo, Luis Redondo.
“Lo que estamos viendo ahorita es el colapso total en la confianza de la institución, pero también en la confianza entre los actores políticos”, analizó Corrales. Desde su perspectiva, el silencio legislativo no solo agrava la parálisis en el CNE, sino que amenaza directamente la legitimidad del proceso electoral en marcha.
Pese a la salida de Hall, el Congreso no ha sesionado para aceptar su renuncia ni para designar un reemplazo, y los suplentes no han sido integrados de manera efectiva. Mientras tanto, el cronograma electoral permanece detenido.
Corrales remarcó que ninguna bancada posee por sí sola la mayoría necesaria para resolver el asunto. “Aquí ninguno tiene mayoría. Entonces seguimos exactamente en el mismo punto. Y no nos vamos a mover de ahí hasta que cambie la fórmula de cálculo político entre costo y beneficio de sentarse a sesionar”, sentenció.
El analista concluyó con una advertencia directa: mientras Manuel Zelaya mantenga el control de la agenda legislativa y no exista una voluntad real de convocar al Congreso, el país continuará sumido en una parálisis institucional que podría comprometer gravemente la celebración de elecciones limpias y a tiempo.