- El asesor presidencial hondureño calificó el reconocimiento como “una afrenta a la historia”, mientras analistas lo acusan de incoherencia por respaldar gobiernos autoritarios y atacar una causa democrática.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El expresidente hondureño y actual asesor presidencial, Manuel Zelaya Rosales, volvió a generar polémica este viernes al cuestionar el Premio Nobel de la Paz 2025, otorgado a la líder opositora venezolana María Corina Machado, reconocida por su lucha pacífica por el restablecimiento de la democracia en Venezuela.
“El Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado es una afrenta a la historia y a los pueblos que luchan por su soberanía”, escribió Zelaya en sus redes sociales, en sintonía con el discurso del mandatario venezolano Nicolás Maduro, su aliado político y uno de los principales críticos del galardón.
El exmandatario hondureño, quien mantiene estrechos lazos con los gobiernos de izquierda radical de la región, calificó a Machado como “una golpista, aliada de las élites financieras y de los intereses extranjeros”, y añadió que “premiarla es convertir el símbolo de la paz en un instrumento del colonialismo moderno”.
En su publicación, Zelaya también señaló que “nunca hay paz cuando se premia a quienes promueven sanciones, bloqueos y guerras económicas contra su propio pueblo”.
No obstante, las declaraciones del asesor presidencial han sido duramente cuestionadas por diversos sectores, que consideran sus palabras una defensa directa del autoritarismo y un intento de desacreditar las luchas democráticas que se desarrollan en la región.
“Resulta contradictorio que Zelaya, quien en el pasado se presentó como víctima de un quiebre institucional, hoy desestime a una mujer que lucha precisamente por recuperar la democracia en su país”, opinó un analista político, señalando la incoherencia de su discurso frente a los principios que dice defender.
El Comité Nobel Noruego explicó que el galardón reconoce a Machado por su “lucha incansable por una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia” en Venezuela, una declaración que resalta el contraste entre su activismo y el respaldo de Zelaya a gobiernos acusados de represión y corrupción.
La postura del exmandatario hondureño ha sido interpretada como una muestra más del alineamiento ideológico del oficialismo con regímenes que concentran el poder, restringen libertades y criminalizan la disidencia.
En un país donde la institucionalidad democrática enfrenta constantes cuestionamientos, las declaraciones de Manuel Zelaya no solo lo colocan del lado equivocado de la historia, sino que también evidencian la contradicción de quienes hablan de soberanía mientras justifican el autoritarismo.
El Premio Nobel de la Paz, símbolo universal de la resistencia pacífica y la libertad, reconoce el valor de quienes desafían dictaduras con la palabra y la convicción, no de quienes las amparan desde el poder.