Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió que, en el sur de México, los migrantes carecen prácticamente por completo de acceso a servicios de salud mental
Los migrantes que llegan a México desde la frontera sur no tienen garantizado el acceso a servicios de salud, mucho menos en el ramo de salud mental, advirtió la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
Miguel Gil, psicólogo de MSF con 10 años de experiencia en proyectos de atención a personas migrantes, explicó que, en Tapachula, Chiapas, hay “pacientes psiquiátricos que están en riesgo y el acceso a la salud pública para ellos no existe, incluso para la población local”.
“El único Hospital Psiquiátrico está en Tuxtla Gutiérrez, a más de 4 horas de aquí. Pareciera que se atiende a todos sin necesidad de papeles, pero los centros de salud y albergues asignan un determinado número de consultas y hay determinados servicios o medicamentos que se les niegan por ser migrantes”, explicó.
Diariamente, en Tapachula se concentran 30 mil personas migrantes, la mayoría provenientes de Haití, Honduras y Venezuela.
Actualmente, MSF asiste a 53 personas víctimas de tortura, violencia externa, y violencia sexual; así como a migrantes con padecimientos mentales.
“La población que sufre violencia extrema presenta síntomas muy críticos. Los principales síntomas que asistimos son estrés postraumático, depresión aguda y ansiedad. Algunos de nuestros pacientes no tienen deseos de seguir viviendo”, explicó Gil.
El psicólogo detalló que entre las personas atendidas hay víctimas de violación, heridos con armas de fuego, mutilados o quienes presenciaron el asesinato de algún familiar.
“Para tratar de dimensionar un poco la severidad de estos síntomas, podría decir que nunca había atendido a tantas personas con ideación suicida como aquí. Solo en el mes de agosto fueron tres casos, eso es demasiado”, manifestó.
La falta de acceso a la asistencia humanitaria también afecta el ánimo de las personas migrantes, así como el cambio en las políticas migratorias, la incertidumbre y el rechazo.
“Los casos más complejos son enviados al Centro de Atención Integral que tenemos en la Ciudad de México, donde personal médico, psicológico, de fisioterapia y trabajo social brinda atención especializada multidisciplinar, tanto a personas migrantes, refugiadas como a población mexicana que han sido víctimas de violencia extrema y tortura”, explicó.
Miguel Gil manifestó que la población migrante en México requiere de empatía.
“El último paciente que vi con intención suicida me dijo: ‘te lo cuento a ti porque yo te veo como a un padre”, y eso me afectó mucho. Son emociones muy fuertes. Creo que hace falta sensibilizar a la población local, exponer historias de vida y testimonios. Saber quiénes son los que vienen, sus historias, reconocer que muchos de los padres, de los abuelos o bisabuelos, ciudadanos de Tapachula, fueron migrantes”, manifestó.