TEGUCIGALPA, HONDURAS.
A tan solo unos meses de las elecciones generales de noviembre, la participación política de las mujeres en Honduras continúa marcada por profundas desigualdades, según un análisis del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD).
Aunque las cifras preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre las elecciones internas sugieren cierta paridad en la participación, un examen más detallado revela una realidad preocupante: la inclusión femenina en la política sigue siendo limitada y, en muchos casos, simbólica.
En las regidurías, por ejemplo, casi se alcanza la paridad, con un 49.33 % de candidatas mujeres frente a un 49.29 % de hombres.
Sin embargo, el panorama cambia drásticamente en las alcaldías, donde el 76.58 % de los candidatos son hombres y solo el 21.91 % son mujeres.
En cuanto a las diputaciones, los números aparentan equidad con una participación del 50 % para ambos sexos. No obstante, al desglosar los datos, se evidencia que los hombres ocupan el 52.87 % de las candidaturas como diputados propietarios, mientras que las mujeres se quedan con el 46.86 %.
En el caso de diputaciones suplentes, el patrón se invierte: el 52.87 % son mujeres, frente a un 47.13 % de hombres, lo que según CESPAD, no representa un avance sustancial.
“Estos números, aunque pueden parecer alentadores superficialmente, en realidad encienden una señal de alarma”, sostuvo Dulce Davis, analista de CESPAD.
“La cifra de 47 % de participación femenina en las planillas frente a un 53 % de hombres no refleja necesariamente las condiciones reales de acceso y ejercicio del poder”, añadió.
Davis también enfatizó que muchas mujeres son incluidas en las listas únicamente para cumplir con requisitos legales, sin que se les garantice acceso a espacios de decisión, financiamiento o influencia real en las estructuras partidarias.
La disparidad es evidente al revisar los cargos electos: actualmente, solo 34 de las 128 diputaciones del Congreso Nacional están ocupadas por mujeres (27 %), y apenas 20 de las 298 alcaldías del país están lideradas por una mujer (7 %).
“La diferencia entre participar y ser realmente representadas es abismal”, lamentó Davis. “A 70 años de haber conquistado el voto, las mujeres hondureñas aún enfrentan una lucha constante para que sus derechos políticos trasciendan la simple participación electoral y se traduzcan en una presencia sustantiva en las instituciones”.
CESPAD también denunció el rezago legislativo en torno a una propuesta clave: la Ley contra la violencia política hacia las mujeres.
Aunque esta iniciativa ha sido presentada en múltiples ocasiones, su discusión ha sido constantemente ignorada. La última petición para agendar el tema fue realizada por la diputada Fátima Mena el pasado 13 de mayo, sin respuesta por parte del presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo.
Esta omisión, según Davis, evidencia la resistencia a avanzar en una agenda de equidad y a reconocer la violencia política que sufren las mujeres en el ejercicio de sus derechos.
Finalmente, CESPAD subraya que la participación política femenina en Honduras continúa siendo superficial y condicionada, muchas veces, por estructuras de poder que perpetúan su exclusión.
“Hablar de participación y representación de las mujeres en el ámbito político requiere establecer diferencias clave. Aunque existe una participación superficial de las mujeres en los espacios políticos, esta queda limitada y subordinada a las múltiples violencias de las que son víctimas”, concluyó Davis, citando también al colectivo Comunh.