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viernes, noviembre 21, 2025
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OEA en alerta y Cancillería a contrarreloj: Gobierno intenta contener el incendio diplomático a nueve días de las elecciones

  • Javier Bu Soto vuela a Washington para convencer a la OEA de que “todo está bajo control”, mientras cinco países impulsan una sesión extraordinaria por presunta injerencia del Ejecutivo en el CNE y el TJE.

A nueve días de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras enfrenta un pulso diplomático sin precedentes.

El canciller Javier Bu Soto llegó de urgencia a Washington con una única misión: sofocar el incendio político que ya llevó a cinco países a solicitar una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El viaje ocurre en medio de una creciente presión internacional por denuncias de presunta injerencia del Poder Ejecutivo en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), justo cuando la credibilidad del proceso está en juego.

El encuentro clave con Albert Ramdin

La reunión entre Bu Soto y el secretario general de la OEA, Albert Ramdin, fue revelada por el propio funcionario en X (antes Twitter).

En la fotografía publicada, se observa al canciller hondureño desplegando informes sobre procedimientos, clima político y percepción ciudadana, intentando revertir la imagen de crisis institucional que transmiten tanto el Ministerio Público como el propio gobierno al confrontar a las autoridades electorales.

Pero la respuesta de Ramdin fue un baño de realidad diplomática: “Las elecciones deben estar libres de toda injerencia política por parte de las instituciones estatales”, advirtió, en un mensaje que activó alarmas sobre presuntas presiones hacia fiscales y magistrados electorales.

Lejos de calmar la preocupación internacional, la declaración reforzó la percepción de que la OEA ya observa el caso hondureño con un nivel de escrutinio inusual.

Cancillería acelera el operativo de contención

Tras la reunión, la Cancillería no bajó el ritmo. Por instrucciones directas de Bu Soto, el embajador Eduardo Rosales Ramírez —su asesor más cercano y enlace oficial con la Misión de Observación Electoral (MOE)— se reunió de inmediato con el subjefe de dicha misión, Gerardo Sánchez.

La encomienda fue clara: blindar la narrativa de transparencia y asegurar que los observadores internacionales reciban una versión cohesionada del proceso electoral, justo cuando las tensiones internas comienzan a fracturar la confianza ciudadana e institucional.

La advertencia implícita de la OEA

En su comunicado, Ramdin llamó a “todos los líderes políticos, candidatos y ciudadanos” a contribuir a un proceso “ordenado, pacífico y transparente”.

Aunque formulado en tono diplomático, el mensaje fue interpretado como una última advertencia antes de la sesión extraordinaria programada para el martes.

Ese encuentro regional podría exponer la brecha entre el discurso oficial —que insiste en que no hay crisis— y la realidad de un país donde la confrontación política, las investigaciones judiciales y el señalamiento internacional comienzan a oscurecer el camino hacia las urnas.

Un país en vilo

Con una comunidad internacional en alerta máxima, un Ministerio Público enfrentado con las autoridades electorales y un gobierno acusado de presionar instituciones clave, el rumbo de las elecciones generales de Honduras entra en una fase crítica.

Washington ya encendió las alarmas. La OEA prepara el escrutinio. Y el tiempo, de cara al 30 de noviembre, se agota

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