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lunes, septiembre 16, 2024
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“Parece que nos gusta seguir creando división”: Arzobispo José Nácher

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TEGUCIGALPA, HONDURAS.

El arzobispo de Tegucigalpa, José Nácher, comentó en la homilía dominical de este domingo el mensaje de que Jesús destruye el muro de la enemistad que separa a todas las personas que están en división.

“Jesús, nuestra Paz, destruye el muro de enemistad que nos separa. Así nos lo expresa hoy la carta a los Efesios (Ef 2,14). En Cristo, la justicia y la paz se encuentran, para darnos a todos la salvación, como anuncia el profeta Jeremías (Jr 23, 6). No estamos perdidos, como ovejas sin Pastor, porque su Palabra (Mc 6,34) nos introduce en la comprensión de los misterios del Reino, misterios de amor y verdad”.

Detalló que, a los hondureños, “pareciera que nos gusta seguir creando muros, es decir, creando división”.

De la misma manera dijo, “pero Cristo, en su muerte, ha destruido el muro del legalismo y tantos otros que aún hoy siguen separándonos”.

Comentó que los que participaron en la homilía saben que las divisiones no son de una persona correcta, sino de las que buscan hacer el mal, “los que hoy participamos en la Eucaristía dominical, comprendemos que los muros de separación no son voluntad del Buen Pastor -que da su vida por sus ovejas-, sino del ladrón que quiere dividir el rebaño con mentiras para explotarlo”.

Agregó que “Nuestras palabras ofensivas y descalificaciones siguen creando muros. Qué triste esto especialmente en quienes confesamos un mismo Señor, una misma fe. ¿Acaso el Padre bueno del cielo quiere beneficiar a unos perjudicando a otros? De ninguna manera. El Espíritu Santo hace que los que son diferentes puedan comprenderse, si están dispuestos a escucharse con respeto. En este sentido, el Evangelio de hoy dice, que, “al regresar de la misión, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaban todo lo que habían hecho y enseñado”.

Terminó diciendo, “Muy interesante ese “contar” sus experiencias a Jesús, y Él, el maestro, escuchaba a sus discípulos, y estos se escuchaban entre sí. ¿No es este el camino de la justicia y la paz? ¿Puede haber auténtica fraternidad que no pase por hablar con respeto y escuchar con atención? Como los apóstoles, necesitamos un descanso junto a Jesús, en el que podamos alejar- nos momentáneamente del ruido, para escuchar la voz compasiva de Dios, y sentir que, con Jesús, no necesitamos hacer muros sino derribarlos, porque los demás no son nuestros enemigos, sino nuestros hermanos”.

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