LA CEIBA, HONDURAS.
Funcionarios de la Policía Nacional rescataron este lunes a un mono carablanca en La Ceiba, departamento de Atlántida, el animal se encontraba en cautiverio.
El primate, también conocido como «capuchino» o «caurara», fue rescatado y posteriormente liberado para su evaluación y reintegración al Instituto de Conservación Forestal (ICF), con el fin de ser devuelto a su hábitat natural.
La Secretaría de Seguridad informó que recibieron una alerta sobre la presencia del primate, al que se le atribuyen varios nombres como «maicero cariblanco», «capuchino», «tanque», «machín», «caurara» o «carita blanca».
El ICF asumirá la responsabilidad de asegurar la reintegración del primate a su entorno natural, lo que contribuirá a la preservación de la biodiversidad en la región.
Tras este hallazgo, las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía para que denuncie cualquier actividad ilegal relacionada con la tenencia y comercio de animales silvestres.
En Honduras, la penalización del tráfico de animales y el maltrato animal se ha fortalecido con legislaciones específicas destinadas a proteger la fauna, tanto doméstica como silvestre.
La Ley de Protección y Bienestar Animal, vigente desde 2016, establece sanciones severas para quienes maltraten a los animales, con penas que pueden llegar hasta los cinco años de prisión y multas de entre 10 a 25 salarios mínimos para aquellos que intencionalmente causen daño o la muerte a los animales.
Esta ley no solo aborda el maltrato físico, sino que también regula la tenencia responsable de animales, el transporte adecuado y las condiciones sanitarias en las que deben mantenerse.
Además, prohíbe la tenencia de ciertas especies potencialmente peligrosas como mascotas, incluyendo cocodrilos, caimanes, serpientes venenosas, entre otros, y promueve la inscripción y el registro de animales silvestres en posesión de particulares.
Mono cara blanca
El mono cara blanca o capuchino (Cebus capucinus) enfrenta amenazas significativas que ponen en peligro su supervivencia, especialmente, la pérdida y fragmentación de su hábitat debido a la deforestación y la expansión agrícola son las causas más críticas de su declive.
Al mismo tiempo, el tráfico ilegal para el comercio de mascotas y su uso en actividades turísticas donde son explotados también contribuyen a su estado de vulnerabilidad. Estos factores, combinados, han llevado a una disminución en las poblaciones de esta especie en su hábitat natural, situándolos en una posición vulnerable y en riesgo de extinción.