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sábado, junio 14, 2025
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Presbítero lanza advertencia tras condena a Cristina Fernández: “Hoy es Argentina, mañana en Honduras”

TEGUCIGALPA, HONDURAS.

La reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, que dejó en firme la condena por corrupción contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha provocado reacciones más allá de sus fronteras.

En Honduras, el presbítero Víctor Manuel Cortés Calderón, fundador de la Escuela Mercedes Calderón, publicó un mensaje que ha encendido el debate político-religioso local.

“Ella atacó y calumnió al arzobispo de Buenos Aires, Argentina, cardenal Jorge Bergoglio (Papa Francisco), la justicia la condenó por corrupción. Hoy es Argentina, mañana en Honduras”, escribió el sacerdote en sus redes sociales, acompañando su publicación con una imagen de la exmandataria argentina.

La frase fue interpretada como una advertencia directa al entorno político hondureño, en especial al partido oficialista Libertad y Refundación (Libre).

Aunque el presbítero no mencionó nombres, el contexto no pasó desapercibido: su mensaje se produce tras las recientes declaraciones de la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, quien cuestionó abiertamente a sacerdotes y pastores que —según ella— están utilizando los púlpitos para atacar al gobierno.

Moncada recordó que Honduras es un Estado laico y reprochó la injerencia de líderes religiosos en temas políticos.

Tensión creciente entre Iglesia y política

La publicación del padre Cortés es solo una muestra más del creciente roce entre sectores eclesiásticos y figuras del oficialismo.

En los últimos meses, se ha hecho cada vez más evidente la incomodidad del gobierno de Libre frente a los cuestionamientos de líderes religiosos, quienes critican la falta de resultados, el autoritarismo y el discurso confrontativo del partido en el poder.

En este contexto, la referencia a la condena de Cristina Fernández de Kirchner adquiere una dimensión simbólica.

La exmandataria argentina fue acusada de liderar un esquema de corrupción que desvió fondos públicos hacia empresas vinculadas a su entorno familiar.

La justicia de ese país la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

El mensaje del presbítero hondureño sugiere un paralelismo claro: quien persigue o desacredita a la Iglesia para afianzarse en el poder, tarde o temprano, debe enfrentar la justicia.

Es una señal que va más allá de lo espiritual y se inscribe en una narrativa crítica hacia lo que muchos consideran el intento de Libre de consolidar un control político e ideológico sin límites.

¿Una advertencia o una provocación?

La reacción a la publicación de Cortés ha sido mixta. Mientras algunos sectores ciudadanos y religiosos la ven como una valiente advertencia en defensa de la libertad de expresión y del papel moral de la Iglesia, otros la interpretan como una provocación innecesaria que podría ahondar aún más la polarización nacional.

Sin embargo, lo innegable es que el mensaje revela una fractura profunda entre el oficialismo y parte del liderazgo religioso.

En lugar de tender puentes, el discurso de Libre ha optado por confrontar a quienes disienten, incluso cuando se trata de figuras eclesiásticas que gozan de credibilidad en sus comunidades.

El riesgo de repetir errores

Las comparaciones con Argentina podrían parecer exageradas para algunos, pero el trasfondo es claro: cuando un gobierno desprecia las voces críticas, intenta silenciar a la Iglesia y desacredita todo cuestionamiento como “ataque político”, corre el riesgo de repetir el patrón de autoritarismo e impunidad que ha hundido a otros países de la región.

El mensaje del presbítero Víctor Cortés puede leerse entonces como un llamado de alerta: lo que parece poder absoluto puede terminar en derrota moral y judicial.

“Hoy es Argentina… mañana en Honduras”, no es solo una frase. Es un recordatorio de que ningún poder es eterno, y que la justicia —tarde o temprano— alcanza a todos.

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