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jueves, julio 10, 2025
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Presidenta Castro se burla del caos en el Congreso y guarda silencio ante agresión a consejeras del CNE

Con carcajadas y sin una sola palabra de condena, la mandataria calificó como un “show” el episodio en que simpatizantes de Libre agredieron a funcionarias electorales

GUANAJA, ISLAS DE LA BAHÍA.

Mientras el país aún intenta procesar las imágenes del zafarrancho ocurrido en el Congreso Nacional, donde dos consejeras del Consejo Nacional Electoral (CNE) fueron agredidas verbalmente por diputados y simpatizantes del partido Libertad y Refundación (Libre), la presidenta Xiomara Castro reaccionó con indiferencia y sarcasmo.

Desde la isla de Guanaja, donde inauguraba un proyecto de electrificación rural, la mandataria se refirió al incidente con una frase despectiva: “Ayer hubo un show que sinceramente fue lamentable verlo, pero también cada día se van quitando las máscaras”, dijo entre risas, sin dedicar ni una palabra de solidaridad a Cosette López y Ana Paola Hall, víctimas del ataque.

Silencio cómplice y discurso reciclado

La actitud de Castro ha generado malestar en diversos sectores. Su decisión de minimizar los hechos como si se tratara de una comedia más, contrasta con la gravedad de lo ocurrido: una intimidación directa a dos funcionarias electorales en pleno hemiciclo legislativo, perpetrada por miembros del oficialismo.

En lugar de asumir una postura institucional y condenar la violencia política, la presidenta optó por el sarcasmo y la evasión, repitiendo sus ya habituales críticas al expresidente Juan Orlando Hernández, hoy preso en Estados Unidos.

“Eso no solamente está en el sentimiento de cada uno de nosotros, eso está hasta en Nueva York, en el juicio de Juan Orlando Hernández”, afirmó Castro, reavivando el tema del fraude electoral de 2013 y 2017, sin establecer conexión alguna con los incidentes actuales.

Una respuesta que deja más dudas que certezas

La omisión deliberada de condenar los ataques —especialmente por parte de quienes militan en su partido— reaviva las sospechas sobre la imparcialidad del gobierno frente al proceso electoral que se avecina. 

A pocos meses de las elecciones generales del 30 de noviembre, la mandataria dejó claro que el caos no es digno de atención si lo protagonizan los suyos.

En un clima cada vez más polarizado, la indiferencia presidencial no solo preocupa, sino que también legitima la violencia política como herramienta de presión y amedrentamiento.

Así, mientras el país exige garantías democráticas y respeto institucional, la máxima autoridad del Estado responde con carcajadas, ataques a la oposición y nula autocrítica.

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