• Siguiendo un patrón ya conocido, la candidata de Libre agita el discurso del fraude y el golpe de Estado para alimentar un clima de tensión preelectoral.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La candidata presidencial del partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, elevó nuevamente la tensión política al exigir la renuncia de la consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López, y presionar públicamente al fiscal general Johel Zelaya para que actúe “con toda la fuerza de la ley”.
A través de su cuenta oficial en X, Moncada pidió que la funcionaria se ponga a disposición de los investigadores, luego de que el Ministerio Público hiciera públicos una serie de audios vinculados a una denuncia presentada por el consejero Marlon Ochoa, en los que se menciona a López junto a un diputado del Congreso Nacional y un militar activo.
“Nadie que participa en una conspiración de tal magnitud tiene legitimidad para ejercer un cargo como autoridad electoral”, escribió Moncada, exigiendo su renuncia inmediata.
En su mensaje, la candidata presidencial sostuvo que los audios “revelan la operación fraudulenta de una mafia electoral en el CNE”, y utilizó el episodio para revivir episodios de crisis política del pasado, vinculando el caso con el golpe de Estado de 2009 y los fraudes electorales denunciados en 2013 y 2017.
“La defensa de las elecciones y la democracia adquiere hoy un carácter histórico frente a los antecedentes del golpe de Estado del 28 de junio de 2009, el fraude de las 3 mil actas en 2013 y el fraude de los votos rurales en 2017”, expresó Moncada, responsabilizando a “la misma cúpula del Partido Nacional y el Partido Liberal” de intentar “secuestrar la voluntad soberana del pueblo”.
Con un discurso cargado de retórica política e ideológica, la aspirante de Libre aseguró que asume un compromiso “histórico” junto al pueblo para “luchar contra la podredumbre y el lastre del bipartidismo”.
“Yo asumo junto al pueblo con plena responsabilidad histórica mi compromiso de luchar sin descanso contra la podredumbre y el lastre heredado del régimen bipartidista de 130 años. ¡Ya vencimos!”, concluyó.
El pronunciamiento de Moncada ha sido interpretado por analistas como una estrategia política para capitalizar la crisis institucional del momento, repitiendo un discurso que mezcla denuncia judicial con narrativa partidaria, en un intento por reafirmar su liderazgo dentro del oficialismo y mantener la tensión sobre sus adversarios.
Diversos sectores han cuestionado la forma en que la candidata interviene en temas institucionales antes de que existan resultados de las investigaciones, advirtiendo que ese tipo de declaraciones podrían vulnerar la independencia del órgano electoral y politizar el trabajo del Ministerio Público.
El país enfrenta así un nuevo episodio de polarización política, donde el discurso del fraude y la desconfianza institucional amenazan con eclipsar los verdaderos desafíos de cara a las próximas elecciones generales.









