FRANCISCO MORAZÁN, HONDURAS.
El uso de insumos de baja calidad de la nueva empresa que realiza los tratamientos de hemodiálisis, provocó que 50 pacientes con insuficiencia renal se contaminaran con la bacteria Serratia.
De acuerdo con las leyes internacionales de la enfermedad renal, este tipo de procedimientos con baja eficacia de insumos, puede empeorar la salud del paciente, al no proporcionar la calidad necesaria en el tratamiento. Esto puede llevar a un mal control de los niveles de líquidos y electrolitos en el cuerpo, lo que puede resultar en complicaciones como la sobrecarga de líquidos o desequilibrios electrolíticos graves.
Estas complicaciones pueden llevar a que el paciente renal se vea obligado a ser internado en el hospital para recibir tratamiento intensivo y controlar las complicaciones. En casos graves, las complicaciones derivadas del uso de insumos de baja calidad o no aprobados pueden poner en riesgo la vida del paciente renal, por lo que es fundamental utilizar insumos de alta calidad y seguir las normativas internacionales para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento de hemodiálisis.
Además de los insumos mencionados, como los ácidos y las aguas utilizadas en las máquinas de hemodiálisis también son fundamentales para el tratamiento de los pacientes renales. Los ácidos, como el ácido cítrico, se utilizan para equilibrar el pH de la solución de diálisis, lo que es crucial para garantizar la eficacia del tratamiento y prevenir complicaciones. El uso de ácidos de baja calidad o no aprobados puede afectar la composición de la solución de diálisis, lo que podría provocar desequilibrios en los electrolitos y afectar la salud del paciente.
Por otro lado, la calidad del agua utilizada en las máquinas de hemodiálisis es de suma importancia, ya que cualquier contaminación en el agua podría ser peligrosa para los pacientes. El agua debe pasar por un riguroso proceso de purificación para eliminar cualquier impureza que pueda afectar la salud del paciente renal. El uso de agua de baja calidad o no purificada puede aumentar el riesgo de infecciones y complicaciones para los pacientes durante el tratamiento.
En resumen, los ácidos y las aguas utilizados en las máquinas de hemodiálisis deben ser de la más alta calidad y cumplir con las normativas internacionales para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento. Cualquier compromiso en la calidad de estos insumos puede tener consecuencias graves para la salud y vida de los pacientes renales.