- El exministro de Transparencia señala que el conflicto en el CNE refleja un riesgo latente para la democracia, especialmente si en noviembre los resultados son cerrados.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El exministro de Transparencia y exfiscal general del Estado, Edmundo Orellana, advirtió que la actual crisis en el Consejo Nacional Electoral (CNE), provocada por sospechas de fraude, podría ser un anticipo de un conflicto poselectoral de mayores proporciones si las elecciones presidenciales de noviembre resultan reñidas.
“La intensidad del conflicto en el CNE, generado por sospechas de fraude, podría ser manifestación temprana de lo que podría ocurrir en la elección presidencial, en caso de que la diferencia de votos entre los dos más votados sea mínima”, alertó Orellana.
El jurista cuestionó el clima de desconfianza que se ha instalado en el sistema electoral incluso antes de iniciar el proceso formal.
“Si en una elección interna o en un proceso preparatorio ya se acusa fraude y se generan enfrentamientos tan agudos, ¿qué podría pasar si, por ejemplo, en las presidenciales la diferencia entre los dos candidatos más votados es de apenas diez mil votos?”, planteó.
Orellana apuntó que la falta de credibilidad en los entes electorales y la débil institucionalidad representan una seria amenaza para la estabilidad democrática del país.
Según él, el CNE ha mostrado señales preocupantes de parcialidad y opacidad que podrían desencadenar una crisis poselectoral si no se corrigen a tiempo.
Ante esta situación, instó a los partidos políticos y a las autoridades del CNE a actuar con responsabilidad y a reforzar los mecanismos de verificación, auditoría y transparencia en todas las fases del proceso electoral.
Las declaraciones de Orellana se dan en un contexto en el que los principales partidos ya han comenzado a intercambiar acusaciones sobre supuestas manipulaciones en la planificación del proceso electoral, mientras sectores sociales y organizaciones civiles exigen garantías de imparcialidad de cara a las elecciones generales.
Diversos analistas coinciden en que el país no puede permitirse una nueva crisis política.
“La legitimidad del próximo gobierno dependerá directamente de la confianza que inspire el proceso electoral”, concluyen.