- La organización alerta sobre el peligroso clima de intolerancia y exige al gobierno investigar los actos de intimidación antes de que sea demasiado tarde
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó enérgicamente la campaña de intimidación emprendida en Honduras contra nueve reconocidos periodistas, luego de que sus rostros y nombres aparecieran en pancartas públicas bajo el calificativo de “sicarios de la verdad”.
El hecho ha encendido las alarmas a nivel nacional e internacional en un contexto preelectoral marcado por la polarización, la estigmatización y el silencio institucional.
“Estas acciones profundizan la intolerancia, agravan la polarización y debilitan la democracia”, advirtió José Roberto Dutriz, presidente de la SIP y director de La Prensa Gráfica de El Salvador. La organización con sede en Miami exigió al gobierno hondureño una investigación exhaustiva para dar con los responsables y frenar de inmediato este tipo de amenazas que buscan acallar la prensa crítica.
El ataque ocurrió la madrugada del 31 de julio, cuando en varias calles de Tegucigalpa fueron colocadas pancartas firmadas por el autodenominado “Movimiento Popular Hondureño”, que señalaban a periodistas de distintos medios con acusaciones de ser “armas de desinformación” y de oponerse a las elecciones generales programadas para noviembre.
Entre los afectados figuran figuras clave del periodismo hondureño como Juan Carlos Sierra, presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH); Dagoberto Rodríguez, director de Radio Cadena Voces; Marlen Perdomo, directora de Proceso Digital; Thelma Mejía, coordinadora de TN5; Renato Álvarez, director de Frente a Frente; Blanca Moreno, Rodrigo Wong Arévalo, Héctor Ordóñez y Eduardo Maldonado.
Una amenaza disfrazada de expresión
La presidenta de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Martha Ramos, fue contundente al señalar que “el uso de pancartas para intimidar no está protegido por la libertad de expresión; al contrario, busca generar miedo y silenciar a la prensa independiente”. Ramos, también directora editorial de la Organización Editorial Mexicana, calificó el hecho como una “seria amenaza a la seguridad de los periodistas”.
Tanto el CPH como la Red Centroamericana de Periodistas repudiaron el acto, y lo vincularon directamente con la cobertura crítica de los medios sobre el papel de las Fuerzas Armadas en los procesos electorales recientes.
Hasta la fecha, el gobierno hondureño guarda silencio, sin emitir un pronunciamiento oficial, lo que para diversos sectores representa no solo una falta de compromiso con la libertad de prensa, sino también una peligrosa señal de tolerancia —o incluso complicidad— con quienes promueven el odio hacia el periodismo.
Contexto de hostilidad creciente
En sus informes más recientes, la SIP ha documentado una escalada de hostilidad hacia la prensa en Honduras, con casos que van desde amenazas, estigmatización y detenciones arbitrarias, hasta agresiones físicas y campañas de descrédito promovidas desde espacios afines al poder.
A menos de cuatro meses de las elecciones generales del 30 de noviembre, la libertad de prensa enfrenta una prueba crucial. La SIP alerta que permitir que estos ataques queden impunes abriría las puertas a más violencia y sentaría un precedente nefasto para el ejercicio del periodismo en la región.
“La democracia no se fortalece callando a quienes informan, sino respetando el derecho de todos a disentir”, concluyó Dutriz.