• Inundaciones en Choluteca y Valle dejan 140 familias afectadas y evidencian el fracaso de las millonarias obras del gobierno que prometían evitar otra tragedia.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Una nueva tragedia golpea al sur de Honduras. Más de 140 familias han resultado afectadas por las recientes inundaciones que azotan los departamentos de Choluteca y Valle, en una crisis que vuelve a exponer la ineficiencia del gobierno y el fracaso de las obras públicas valoradas en más de 53 millones de lempiras, destinadas —en teoría— a mitigar el impacto de las lluvias en esta vulnerable región.
La situación más crítica se registra en Alianza, Valle, donde el desbordamiento de los ríos ha dejado 16 comunidades completamente aisladas, sin acceso a alimentos ni medicinas.
Cuatro personas han perdido la vida en incidentes directamente relacionados con las crecidas, mientras los cuerpos de socorro trabajan con recursos limitados para atender a los damnificados.
Las millonarias inversiones en bordos y vados, presentadas por el gobierno como “soluciones definitivas”, no han logrado contener una pesadilla que se repite cada año.
Comunidades enteras quedan incomunicadas y abandonadas a su suerte, mientras las autoridades repiten el mismo libreto de promesas y decretos de emergencia.
Un futuro que se hunde
Estudios especializados advierten que la situación podría empeorar drásticamente.
De mantenerse el actual ritmo de deterioro ambiental y desatención institucional, localidades como Cedeño, Playa Punta Ratón, San Lorenzo, Campamento y El Cubulero podrían quedar permanentemente bajo el agua para 2050.
Las causas de esta crisis son múltiples y conocidas: expansión desordenada de zonas residenciales, pérdida acelerada de áreas verdes, explotación irracional de los ríos y deforestación sin control.
A esto se suma el impacto del cambio climático, que intensifica los fenómenos meteorológicos extremos.
“El espectro del huracán Mitch sigue latente”, advierten expertos en gestión de riesgo, quienes aseguran que las condiciones actuales podrían generar tragedias de magnitud similar si no se actúa con urgencia.
Soluciones ignoradas
La respuesta técnica existe, pero permanece archivada. Especialistas en la materia denuncian “la poca seriedad y compromiso de los gobiernos” para ejecutar soluciones concretas, como las planteadas en el estudio de la Cooperación Suiza, que proponía acciones específicas para El Cubulero y la costa de Los Amates.
El documento, elaborado con respaldo científico, ha sido completamente ignorado por las autoridades hondureñas.
Las recomendaciones técnicas son claras: inversión en drenajes modernos, programas de reforestación masiva y sistemas de alerta temprana. Medidas que —según los expertos— requieren más voluntad política que dinero.
Una tormenta de promesas
La dramática realidad del sur hondureño deja al descubierto la brecha entre el discurso y la acción.
Mientras los funcionarios multiplican los anuncios y conferencias de prensa, las comunidades sobreviven entre el lodo, la desesperanza y el abandono estatal.
Cada temporada lluviosa, miles de hondureños deben evacuar sus viviendas, repitiendo el mismo calvario año tras año.
“Vivimos bajo el agua y bajo promesas vacías”, resume un poblador de Alianza que perdió su hogar por tercera vez consecutiva.
El sur de Honduras no necesita más discursos: necesita decisiones. Y mientras el gobierno sigue navegando entre excusas y justificaciones, las comunidades se hunden —literalmente— bajo las consecuencias de la indiferencia oficial.