- El jefe de la bancada nacionalista advierte que la empresa señalada por lavado y fraudes electorales “no debería ni siquiera participar” en licitaciones públicas. Dirigentes del Partido Nacional cierran filas en respaldo a la consejera Cossette López.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El jefe de la bancada del Partido Nacional, Tomás Zambrano, alzó la voz este viernes tras las denuncias de la consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López, sobre presiones internas para adjudicar el contrato de conectividad satelital del sistema TREP a la cuestionada empresa Smartmatic.
Zambrano fue contundente al afirmar que Smartmatic no debería ser considerada bajo ninguna circunstancia para participar en procesos de contratación pública en Honduras, recordando que la compañía enfrenta acusaciones en Estados Unidos por lavado de activos y sobornos, además de ser señalada por su vinculación con presuntos fraudes electorales en Venezuela.
“Una empresa con ese historial no debería ni siquiera permitírsele participar en una licitación. Debe ser descartada totalmente. Libre quiere todo a la fuerza, con patadas, amenazas e insultos; para ellos la ley no existe”, manifestó Zambrano.
El líder opositor señaló que el oficialismo busca imponer decisiones al margen de la ley, lo que pone en riesgo la confianza en el proceso electoral de 2025. “La transparencia de las elecciones está en juego. No es momento de dudas ni de temores para tomar decisiones”, advirtió.
Zambrano también reiteró su respaldo total a la consejera Cossette López, quien denunció haber sido amenazada por el consejero Marlon Ochoa, representante del partido Libertad y Refundación (Libre).
“Exhorto a la representante del Partido Liberal a no seguirle el juego al consejero de Libre. Este es el momento de defender la independencia del CNE y la transparencia del proceso electoral”, expresó.
Respaldo político y discurso opositor
En la misma línea, el diputado nacionalista Antonio Rivera Callejas se sumó al respaldo hacia López y arremetió contra lo que calificó como “maniobras del régimen rojo y negro”.
“Mi respaldo total a la consejera Cossette López. ¡Qué valor enfrentar las amenazas y no ceder ante la corrupción! El pueblo hondureño ya está cansado de las presiones, los abusos y las maniobras del régimen rojo y negro”, declaró Rivera.
El legislador, fiel a su estilo frontal, agregó que quienes defienden la transparencia no podrán ser silenciados por el oficialismo.
“La ñangarada se va el 30N. Imagínense querer denunciar a quien defiende la democracia… realmente están desesperados los ñangaras, sienten ese enorme voto de castigo. ¡Honduras no será Venezuela!”, puntualizó.
Smartmatic, un nombre que reabre viejas heridas
Las declaraciones de Zambrano y Rivera llegan en medio de un ambiente de creciente desconfianza en el órgano electoral, tras las acusaciones cruzadas entre los consejeros del CNE por la adjudicación del contrato de conectividad del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Smartmatic ha estado en el ojo del huracán en distintos países de la región, donde ha sido señalada por supuestas irregularidades en comicios y vínculos con gobiernos del llamado “Socialismo del Siglo XXI”.
Su posible participación en el proceso hondureño reaviva los temores de manipulación y fraude, especialmente dentro de los sectores opositores, que advierten que el CNE podría estar perdiendo su independencia.
Un CNE fracturado y bajo sospecha
El enfrentamiento entre los consejeros Cossette López y Marlon Ochoa —representantes de los partidos Nacional y Libre, respectivamente— ha evidenciado la fragilidad institucional del CNE, a pocas semanas de decisiones cruciales para la organización de las elecciones generales.
Mientras López denuncia amenazas y presiones, Ochoa sostiene que existe un “plan de boicot” para desprestigiar al ente electoral.
En medio de ese cruce de acusaciones, el Partido Nacional ha aprovechado para elevar su discurso contra el oficialismo, presentándose como defensor de la transparencia y la legalidad.
Sin embargo, el ambiente político demuestra que el CNE está atrapado en la misma lógica de confrontación partidaria que debería evitar.
Cada pronunciamiento —ya sea de funcionarios o líderes políticos— parece alimentar la desconfianza y alejar la posibilidad de un consenso mínimo que garantice la legitimidad del proceso electoral de noviembre próximo.








