- Mientras el Congreso simula compromiso con la transparencia, sigue sin aprobar las reformas esenciales para garantizar la independencia de la CICIH.
- Organizaciones civiles denuncian discursos vacíos y manipulación política.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
A más de tres años de haberse iniciado el proceso para instalar la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH), el Congreso Nacional continúa sin aprobar las reformas fundamentales que permitirían dotarla de independencia, autonomía y eficacia.
La falta de avances concretos ha generado creciente frustración en organizaciones civiles que denuncian una política de simulación por parte de los poderes del Estado.
La Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) emitió un pronunciamiento contundente este jueves, en el que lamenta la falta de voluntad política genuina del liderazgo legislativo, al que acusa de utilizar estrategias calculadas para “aparentar transparencia” mientras se boicotea, en los hechos, la instalación efectiva de la CICIH.
“Honduras merece más que discursos vacíos y manipulaciones políticas”, reza el encabezado del comunicado, que denuncia que el Congreso ha sido incapaz de aprobar reformas clave como el fortalecimiento del Ministerio Público, la depuración del sistema judicial y la creación de un marco legal robusto que garantice la autonomía de la comisión anticorrupción.
CICIH: entre la expectativa ciudadana y el sabotaje institucional
La CICIH, propuesta en 2022 con el respaldo de las Naciones Unidas, ha sido presentada como una herramienta fundamental para combatir la corrupción estructural que por décadas ha debilitado el Estado hondureño.
Sin embargo, su entrada en funciones reales sigue atrapada en un limbo político, en parte por la inacción —o bloqueo deliberado— del Congreso Nacional, dominado por intereses partidistas cruzados y una escasa voluntad de autorreforma.
En su pronunciamiento, la ASJ advierte que sin las reformas estructurales, cualquier instalación de la CICIH será meramente decorativa y no contará con el poder suficiente para procesar redes de corrupción de alto nivel.
“Exigimos acciones concretas y coherentes, no más gestos simbólicos”, recalca el texto, que también hace un llamado urgente a la ciudadanía a sostener la presión social por una CICIH con verdaderas facultades.
¿Cambio estructural o retórica electoral?
El contexto actual pone en evidencia una contradicción que el Congreso no ha logrado resolver: mientras sectores del oficialismo y la oposición apelan a la narrativa anticorrupción, ninguno ha dado pasos claros para habilitar el funcionamiento pleno de la CICIH.
Al contrario, se han promovido reformas legales regresivas, se han mantenido figuras cuestionadas en cargos clave, y se ha pospuesto el debate serio sobre los marcos institucionales.
Esta postura ambigua contribuye a lo que diversos analistas ya califican como una estrategia de “encapsulamiento político”: mantener vivo el discurso de la lucha contra la corrupción para obtener legitimidad, pero impedir que se traduzca en acciones con consecuencias reales.
La ciudadanía hondureña ha demostrado en múltiples ocasiones su deseo de vivir en un país con justicia y rendición de cuentas.
Pero ese anhelo sigue siendo saboteado desde los propios espacios de poder, donde las reformas se posponen y los discursos se vacían.
La exigencia es clara: una CICIH con dientes, o ninguna.