Las cifras vuelven a encender las alarmas sobre la imprudencia al volante y la necesidad urgente de reforzar la educación vial en el país.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La tragedia volvió a marcar el fin de semana en las carreteras hondureñas. Al menos siete personas perdieron la vida y más de una veintena resultaron heridas en 43 accidentes viales registrados a nivel nacional, según reportes oficiales de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT).
Los accidentes ocurrieron en diversos sectores del país, con especial incidencia en los principales ejes carreteros y en ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula, donde el tráfico, la velocidad y la imprudencia se combinan para formar un cóctel mortal.
Las autoridades de la DNVT reiteraron que la imprudencia del conductor, el exceso de velocidad y el consumo de alcohol siguen siendo las principales causas detrás de estos siniestros que enlutan a familias hondureñas cada semana.
Imprudencia: la pandemia silenciosa en las carreteras
Pese a las campañas de concientización y los operativos de tránsito, las cifras siguen siendo alarmantes. La falta de cultura vial, el irrespeto a las normas de tránsito y la indiferencia ante los límites de velocidad continúan cobrando vidas de manera sistemática.
“El llamado es urgente: conduzca con precaución y no mezcle el volante con el alcohol. Cada accidente es una tragedia que pudo evitarse”, manifestó un portavoz de la DNVT.
¿Cuántas vidas más se necesitan para reaccionar?
Las estadísticas de cada fin de semana se parecen tanto entre sí que corren el riesgo de volverse invisibles. Pero detrás de cada número hay historias truncadas, familias destruidas y un sistema de transporte que necesita no solo control, sino también educación.
Mientras tanto, las carreteras del país siguen siendo escenarios de tragedia. Y la pregunta permanece: ¿cuántas vidas más deberán perderse antes de tomar en serio la seguridad vial?
