- Gerardo Torres Zelaya ignora la petición expresa de la Iglesia Católica y la Confraternidad Evangélica de mantener la movilización libre de figuras políticas: “Me siento convocado”
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La convocatoria de la Iglesia Católica y la Confraternidad Evangélica de Honduras para una caminata nacional por la democracia, la paz y la justicia, ha sido respondida con entusiasmo por distintos sectores de la sociedad.
Pero también ha sido objeto de controversia luego de que el vicecanciller Gerardo Torres Zelaya anunciara públicamente que asistirá, a pesar de la petición expresa de que políticos se abstengan de participar.
Torres, alto funcionario del gobierno de la presidenta Xiomara Castro, escribió en su cuenta oficial de la red social X (antes Twitter): “Yo estoy seguro que esta movilización de las iglesias no es porque el Partido Nacional y el Partido Liberal han fracasado […] Y estoy tan seguro que es una intención sincera por la democracia y la paz en Honduras que me siento convocado. Y ahí estaré como siempre en las calles como parte del pueblo en Resistencia.”
Incluso citó un pasaje bíblico del Evangelio de Lucas (24:15): “Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.”
Una caminata sin colores, pero con presencia política
El pronunciamiento de Torres contrasta directamente con el mensaje de los organizadores religiosos, quienes insistieron en que ningún candidato ni figura política debe asistir para evitar interpretaciones partidarias.
El arzobispo José Vicente Nácher Tatay fue claro en su llamado: “Rogamos respetuosamente a los candidatos a cargos públicos que para evitar malos entendidos sean los únicos que no asistan a la caminata, con ellos podemos encontrarnos en otro momento.”
La movilización, bajo el lema “Caminamos con fe y esperanza”, fue concebida como una manifestación pacífica y espiritual, lejos de intereses proselitistas. Su objetivo es unir al pueblo hondureño en un contexto de creciente desconfianza institucional, especialmente tras la renuncia de la consejera del CNE Ana Paola Hall.
¿Compromiso ciudadano o apropiación política?
La respuesta del vicecanciller ha generado reacciones divididas en redes sociales. Algunos usuarios lo respaldan por su supuesto “compromiso con el pueblo”, mientras otros lo acusan de politizar una iniciativa que busca precisamente alejarse de los partidos y las figuras públicas.
El gesto plantea un riesgo de desnaturalizar el espíritu de la convocatoria, que busca reconstruir la esperanza ciudadana más allá de la polarización política.
Una línea que no todos quieren respetar
La insistencia de sectores del oficialismo en participar, pese al llamado explícito de las iglesias, pone a prueba la voluntad del gobierno de respetar los espacios ciudadanos sin intervenir o cooptar su narrativa.
En medio de una crisis electoral latente, con la legitimidad del CNE en entredicho, acciones como estas avivan la sospecha de oportunismo político en escenarios sensibles.